
En pocos meses, los costarricenses se enfrentarán a una decisión de gran importancia: elegir al próximo presidente de la República y a los diputados de la Asamblea Legislativa. Es un proceso en el que se involucran diferentes emociones y en las que el cerebro tiene una descarga de químicos y hormonas.
Este fue precisamente el tema que el Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica puso en discusión, de la mano del psiquiatra Mauricio Campos Campos.
En la mente del abstencionista
Antes de comenzar a hablar de lo que sucede cuando se está frente a una papeleta, Elliot Garita Jiménez, presidente del Colegio, le preguntó a Campos lo que sucede con el abstencionismo y cómo esa apatía motiva a decidir no acudir a las urnas.
En este grupo, se podrían definir dos subgrupos. Por un lado están quienes de manera activa toman la decisión racional de no emitir su voto. Por otro lado están las personas que no se ven motivadas para votar y por eso no acuden.
En el primer subgrupo sí hay un proceso más activo.
“Recordemos que nuestras decisiones son pensadas con la parte cognitiva, con nuestra parte frontal, que es la más desarrollada. Pero no podemos dejar de lado que hay aspectos emocionales que influyen, como los sentimientos: en elecciones anteriores, pero también a nuestro alrededor (como vemos la inseguridad, nuestra situación económica)”, señaló.
Por eso, quienes han tenido, en momentos anteriores, algún tipo de situación difícil o duelo o miedos, pueden tener emociones que los impulsen más hacia el abstencionismo. A esto se le conoce como conducta evitativa.
Esto también podría vivirse con quienes votan en blanco o anulan su voto.
En el segundo subgrupo la experiencia es diferente.
“Si lo pudiéramos aterrizar en una sola palabra sería ‘desesperanza’. La sensación de que nada va a cambiar, de que ya se han vivido decepciones. Hay sensaciones de engaño. Se han puesto esperanzas en ‘x’ partido o ‘x’ persona y no se han sentido escuchados”, resumió Campos.
Para el psiquiatra, estas emociones se ven más en los jóvenes, pero ninguna edad está exenta.
La recomendación del especialista es que se busque tomar una decisión de voto activo, porque las pautas tomadas por un gobierno afectarán también a quienes no voten.
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El enojo y el voto ‘con el hígado’
El enojo es una emoción que aflora en estas situaciones, tanto en quienes no votan como en quienes sí. El voto protesta o por enojo también es común.
“Las decisiones tomadas solo con ‘el hígado’, porque yo estoy enojado, también podría repercutir negativamente. (...) Si estamos muy enojados, muy decepcionados, estas emociones podrían ‘manipularnos’ para tomar ciertas decisiones”, dijo Campos.
En esto, el especialista también se realizaba una pregunta, ¿cuánto influye la salud mental de un presidente o candidato (o lo que se perciba de esta) en las decisiones que un elector pueda tomar?
El ‘fan emotivo’
Garita tocó el tema del fanatismo político y las rupturas familiares que pueden darse cuando no se tienen las mismas afiliaciones.
“¿De qué me vale si se escoge tal o cual presidente, si las relaciones con las personas que amo van a estar desgastadas, debilitadas y separadas?“, reflexionó Campos.
En este sentido es importante saber poner límites.
Esto se complica, aseveró el psiquiatra, con la desinformación, los troles, las noticias falsas y las verdades a medias. Por ello es necesario saber filtrar los mensajes que llegan.
El ‘burnout’ cívico
Garita describió esto como personas que sí están interesadas en la política y en la participación en las urnas, pero que se sienten desgastados, agotados y con una especie de síndrome de burnout.
“Hay personas que pueden sentir mucha ansiedad, esa sensación de quemazón y esto puede llevarles a sentir apatía. El consejo sería apartarse un poquito cuando se sientan abrumados, buscar espacios sanos y así no sentirnos abrumados con el análisis”, destacó Campos.
No se trata de ir en contra de las emociones

Campos recalcó que en el ejercicio del voto tampoco puede pretenderse “apagar” las emociones del todo.
“No se trata de ir en contra de las emociones. Son parte de la sabiduría del ser humano. Son muy importantes. En el análisis también debe medirse cómo nos hace sentir y cómo esto influye en mí”, expresó el psiquiatra.
En este sentido, el especialista también recomienda tener una “esperanza aterrizada” en las promesas o en lo estipulado en el plan de gobierno.
“No van a solucionar todo. Se van a cometer errores. No todo irá en consonancia con lo que una persona quisiera. Nadie va a actuar como salvador o salvadora de Costa Rica. Un presidente no es un liderazgo mesiánico”, señaló Campos.
Esta esperanza aterrizada también tiene que ver con aceptar que un país es un trabajo conjunto del que todos somos parte y se debe ser crítico e impulsar ese pensamiento crítico.
Unir la parte racional y la emocional al votar
Campos indicó que cualquier voto que se emita debe ser fruto de una decisión que involucre la razón y los sentimientos.
“Es ver si lo que dice tal o cual partido en su plan de gobierno y ver si es congruente con lo que pienso y quiero para el país, pero también en lo que siento y cómo lo siento. Es darle chance a lo que yo siento. Y por eso debemos hacer primero un análisis de nuestros sentimientos y ver qué podría motivar cada sentimiento”, dijo el psiquiatra.
