La expresidenta costarricense Laura Chinchilla Miranda participó este jueves en la reunión anual de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en El Salvador, donde el tema central de la discusión fueron los retrocesos democráticos y la desinformación en la región y el mundo.
Cuando hizo referencia a la situación específica de Costa Rica, la mandataria del periodo 2010-2014 dijo que “hay una sensación apabullante de todo lo que está pasando”.
“En este momento, la sensación que tenemos quienes hemos crecido, vivido, tomado decisiones, compartido, criticado, etcétera, en democracia -que en mi caso ha sido toda una vida- es que nos sentimos bastante desconcertados”, expuso durante el encuentro virtual comandado por el presidente de la SIP, José Roberto Dutriz Fogelbach, CEO y director general de La Prensa Gráfica.
La exmandataria aseveró que “definitivamente la democracia no se puede dar por sentada”.
“Crecimos creyendo que por reformas constitucionales, porque votamos, la democracia estaba garantizada y no está siendo así (...) a nivel global las democracias están sufriendo deterioros significativos”, consideró.
Cree que “en última instancia tiene mucho que ver con las decisiones que la gente está tomando en democracia”.
“Si hablamos de atributos democráticos como libertades civiles, funcionamiento del gobierno, pluralismo, libertad de expresión, entre otras garantías individuales, vemos que todas ellas están experimentando deterioro”, resaltó.
La expresidenta citó una encuesta global de valores que indica que a escala mundial está creciendo la opinión pública que favorece el autoritarismo como una solución para dar respuesta a los problemas que la ciudadanía no ve resueltos: “la figura de hombre fuerte”.
Sin embargo, resalta que aunque es un fenómeno global “somos la región que ha experimentado el deterioro más prolongado y más acelerado”.
“Asociando el deterioro a las actitudes ciudadanas, vemos que la encuesta global de valores habla del temor como sentimiento global de la población (...) y el liderazgo populista busca explotar esos temores”, reflexionó.
Añadió que en América Latina un 75 % de los ciudadanos no está satisfecho con la manera en que se está gobernando en su país y se sienten inseguros en su vida cotidiana. “Más del 50 % de los ciudadanos latinoamericanos ya está diciendo que no les importaría si un gobierno democrático se instala en sus países, si con eso se resuelven sus demandas”, mencionó.
“La gente está impaciente porque sus gobiernos no están respondiendo a las demandas ciudadanas. De ahí que la gente esté dispuesta a votar a líderes como Bukele”, ejemplificó sobre el caso de El Salvador. Sin embargo, advirtió que lo que sucede en este país “no es un modelo replicable porque muchas de sus premisas en otros países son insostenibles”.
“Cuando ponen la balanza algunas necesidades imperiosas como la seguridad, prefieren sacrificar la libertad y abrigar la seguridad”, explicó.
Recordó que en años pasados se incentivaban los discursos de centro porque abarcaban a las mayorías, mientras que ahora tiene mas éxito lo extremo. “Cada vez se pide más sangre, una especie de circo romano (...) se trata de destruir al otro y construir una identidad partidaria a partir de negar la existencia de los otros”, expuso.
Consideró que “en esto tiene mucho que ver el papel de las redes sociales y la manera en que se fueron diseñando” en las que se favorecen los discursos amarillistas y extremistas. “La moderación de la prensa tradicional, como tiene que ser la comunicación basada en balance informativo, comenzó a aburrir a la gente”, destacó.
Al ser consultada sobre posibles soluciones, Chinchilla dice que si estuviera activa en política partidista “estaría tratando de ver cómo puedo apropiarme de algunas formas de comunicación que parecieran ser muy efectivas, con mensajes mejor empaquetados, más cortos, más directos, que no exijan una atención prolongada y acompañado de algunos simbolismos que a la gente le resulte llamativo” sin caer en la confrontación.
“Una comunicación más asertiva, directa, sencilla, breve, podría ayudar”, dice.
Sobre la desinformación, la exmandataria menciona que esta no es nueva y existe desde que la información existe, así como “las fake news existen desde que las noticias existen”; sin embargo, “la diferencia ahora es la viralidad” y “la rapidez que ofrecen las redes sociales”.
“Entonces, una vez que se echa a andar un bulo es muy difícil recogerlo; además si la noticia falsa está aderezada con algoritmos”.
Chinchilla cree que es necesario transparentar quién está detrás de un mensaje en redes sociales, puesto que el anonimato también agrava la situación.
“Lo que sí creo que es urgentísimo es construir redes y conseguir de manera colectiva que algunas de las acciones tengan más impacto”, señala.
Por último, agrega que otra amenaza “tiene que ver con la penetración del crimen organizado y la gobernanza criminal a la que estamos expuestos en América Latina” ante “grupos de poder económico grandísimo”.
“Penetran instituciones públicas y controlan territorio. En muchos países son los que gobiernan a nivel local”, dice.
Además, menciona que la pandemia también contribuyó a la situación que se vive actualmente pues durante esa época los gobiernos “probaron hasta dónde sus ciudadanos estaban dispuestos” a aceptar la suspensión de garantías constitucionales, tras lo cual algunos lo continuaron haciendo.
“La movilización social es lo único de la democracia que está mejorando (...) Tenemos que ser capaces de armar coaliciones e identificar líderes”, concluye.
El Grupo de Diarios América es una agrupación de diarios y empresas periodísticas de América Latina formado en 1991. Entre sus fundadores se encuentran reconocidos nombres como La Nación (Argentina), O Globo (Brasil), El Mercurio (Chile), El Tiempo (Colombia), La Nación (Costa Rica), El Comercio (Ecuador), El Universal (México), El Comercio (Perú), El Nuevo Día (Puerto Rico), El País (Uruguay), El Nacional (Venezuela) y Listín Diario (República Dominicana).