
Los partidos de inspiración evangélica se han consolidado como actores recurrentes en la política costarricense durante los últimos 39 años, desde que Alianza Nacional Cristiana (PANC) incursionó por primera vez en unas elecciones nacionales en 1986.
Desde aquella primera participación, cuatro partidos de orientación evangélica han competido en los procesos electorales nacionales. De ellos, tres consiguieron escaños en la Asamblea Legislativa, sumando en conjunto 25 diputados que han dado voz a este sector religioso.
Aunque las motivaciones, agendas y temas que han dado origen a estas agrupaciones han cambiado con el tiempo, persisten ciertos elementos en común que las conectan.
Estas agrupaciones se distinguen, en buena medida, por su preferencia por liderazgos carismático-autoritarios. Esa dinámica ha provocado constantes disputas internas y ayuda a entender por qué han surgido tantos partidos evangélicos con actores que reaparecen en diferentes estructuras.
“Lo interesante dentro de esta línea de partidos, es que todos se fueron originando a partir de rupturas internas dentro de las agrupaciones previamente existentes”, declaró a La Nación el investigador Andrey Pineda Sancho, coordinador del Programa de Globalización Cultura y Desarrollo (PROGLOCDE), de la Universidad Estatal a Distancia (UNED).
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Del fracaso al éxito
Alianza Nacional Cristiana fue el primer partido político de orientación evangélica de toda la región latinoamericana, según refirió Pineda en su libro ‘Llamados a Señorear’, del año 2024. Esa obra hace un recuento de la experiencia de las agrupaciones cristianas entre 1981-2014.
El PANC fue fundado en 1981, por un sector evangélico liderado por el pastor de la Iglesia de Dios, Víctor Hugo González Montero. La agrupación participó de manera continua en las elecciones de 1986, 1990, 1994, 1998 y 2002; sin embargo, nunca logró obtener un solo diputado en ninguno de esos comicios.

De acuerdo con Pineda, el partido feneció en 2007, luego que su dirigencia le diera la adhesión política al candidato del Movimiento Libertario (ML), Ottto Guevara Guth, para las eleciones nacionales de 2006.
Su fracaso es más notable si se toma en cuenta que su primer competidor fue el Partido Renovación Costarricense (PRC), en las elecciones de 1998, el cual solo necesitó ese proceso para sumar su primer diputado: el pastor evangélico Justo Orozco Álvarez.
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Renovación volvió a tener una curul en las votaciones de 2002, esta vez por medio del pastor Carlos Avendaño Calvo. No obstante, el legislador renunció a la agrupación, debido al limitado margen de liderazgo que tenía dentro del partido, dominado por la figura de Justo Orozco.
“Para ese momento, a Avendaño le resultaba bastante claro que el Partido Renovación Costarricense era controlado, casi en todos sus extremos, por Justo Orozco y que mientras este último se mantuviera al frente del partido difícilmente habría espacio para ambos”, explicó Pineda en su libro.
Renovación y Restauración, fruto de la misma semilla

En vista de esta situación, Avendaño decidió hacer del Partido Restauración Nacional (PRN) su propio caballo de batalla, logrando colocar un diputado, el pastor Guyón Massey Mora, en su primera participación, en los comicios de 2006.
El temprano éxito del PRN fue propiciado porque tanto Avendaño como Massey eran líderes de una destacada trayectoria dentro del movimiento evangélico-pentecostal.
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A esto se suma que Massey fue uno de los cofundadores de Enlace TV, uno de los canales evangélicos más importantes a nivel mundial. Además, presidió la Federación Alianza Evangélica Costarricense (FAEC).
Restauración fue también el partido que llevó por primera vez al Congreso a Fabricio Alvarado, en 2014. Durante este periodo, Renovación y Restauración formaron junto con Mario Redondo, del partido Alianza Demócrata Cristiana, un bloque de partidos conservadores.
Aunado a esto, Gonzalo Ramírez Zamora, de Renovación Costarricense, se convirtió en el primer diputado del sector evangélico en ocupar la presidencia de la Asamblea Legislativa.

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En 2018, Fabricio Alvarado se postuló para la presidencia de la República con Restauración Nacional, ganando la primera ronda, debido al “shock religioso” que vivió en país durante esa contienda. Finalmente, perdería la elección contra Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana (PAC), pero la agrupación evangélica logró en ese proceso su mayor caudal legislativo en la historia, un total de 14 congresistas.
El origen del sisma que vivió el país fue el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), del 9 de enero, que ordenó al Estado costarricense garantizar a las parejas del mismo sexo todos los derechos existentes en la legislación, incluido el derecho al matrimonio.
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Nace el fabricismo
No obstante, las tensiones entre Avendaño y Alvarado, que se venían cocinando, explotaron en octubre de ese año. En octubre, el excandidato presidencial anunció su separación de la agrupación política y se llevó con él a seis diputados de Restauración, que se declararon independientes.
Finalmente, Alvarado fundaría su propio partido político, Nueva República (PNR), con el que buscó nuevamente la presidencia en 2022. Si bien no quedó electo, sí logró una curul y una representación legislativa de siete, que se redujo a seis por la renuncia de Gloria Navas.
Renovación y Restauración lograron convivir entre 2010 y 2018, pero luego se volvió a cumplir el mismo patrón anterior: solamente una agrupación logra mantenerse vigente en el tiempo.

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El 17 de octubre de 2024, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), declaró inactivo a Restauración, luego que la agrupación política no renovara sus estructuras partidarias desde el 1.° de setiembre del 2023, dejara de pagar las cuotas obrero-patronales a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y omitiera presentar nuevos estados financieros auditados.
Al respecto, Avendaño declaró a Crhoy que no estaba interesado en volver a la política. Incluso, confirmó que la personería jurídica del PNR está vencida.
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Moralizar la política
Si bien se ha normalizado la participación de grupos evangélicos en la política costarricense, esto no siempre fue bien visto, a lo interno de este sector religioso, porque les podía alejar de sus objetivo primordiales, que era prepararse para el inminente retorno de Cristo, según lo señaló el investigador Andrey Pineda.
A pesar de ese debate, hubo sectores que decidieron entrar en la política porque sentían de alguna manera el llamado de empezar a incidir sobre la sociedad desde las estructuras que tienen mayor influencia, como la política y el Estado.
Pineda explicó que en un inicio, los partidos evangélicos, concibieron su participación electoral como una misión abocada a “dotar de valores” el quehacer político y a derrotar, desde su visión, a la corrupción que supuestamente se hallaba enquistada entre los gobiernos de turno y el aparato estatal.
En ese momento surge sobre todo con un esfuerzo reivindicativo en el sentido de una política orientada sobre todo a posicionar o terminar de posicionar al movimiento evangélico como parte integral de la sociedad cristiana.
“Luego, también fue el objetivo preventivo, que no empezaran aquí a incluirse en las personas las ideas de liberación sexual y además, evitar la influencia del comunismo de aquella época”, agregó el investigador.
