Al menos 20 puntos del caso central de Heredia superan los límites de ruido establecidos por las normas nacionales y recomendaciones de organismos internacionales que pretenden evitar la contaminación sónica. Este fue uno de los principales hallazgos de una investigación realizada por dos estudiantes de Ingeniería en Gestión Ambiental de la Universidad Nacional (UNA) en un área de 1,13 kilómetros cuadrados.
Entre octubre del 2021 y enero del 2022, los sitios analizados presentaron un promedio de 74,9 decibeles (dB) en el día. Dicho valor excede el límite de 65 dB fijado para zonas residenciales y de 70 dB para áreas comerciales.
También se determinó que, a pesar de las restricciones vehiculares nocturnas vigentes en ese momento por la pandemia, el nivel de presión sonora alcanzó en la noche los 70,2 dB, cuando lo permitido es de 45 dB para la mayoría de los sitios testeados.
Como referencia, el límite diurno de 65 dB es similar al volumen de una conversación en un restaurante, actividad moderada en una oficina o música de fondo en una estancia. En tanto, 70 dB es comparable al ruido de una discusión a gritos, el tráfico urbano, una motocicleta ruidosa a poca distancia o el interior de la cabina de un avión en pleno vuelo.
La investigación “Propuesta de plan de monitoreo y control de ruido para el casco central de Heredia” fue presentada en noviembre de 2023 por las alumnas Valeria Leitón y Melissa Solórzano. El estudio incluyó la colocación de sonómetros en postes del alumbrado público.
El punto más ruidoso en el día se ubicó cerca de la estación del tren, con poco más de 90 dB, mientras que el más bajo se encontró en las cercanías del Parque Nicolás Ulloa, con 67,6 dB. Durante la noche, el nivel más alto fue de 76,7 dB cerca de la UNA y el más bajo, 60,8 dB, cerca de la estación del tren.
Otros puntos de interés como el 17 y 18, ubicados cerca del Hospital San Vicente de Paúl, registraron 76 dB y 70,4 dB, respectivamente, aunque por ser clasificados como zonas de tranquilidad tienen un límite máximo diurno de 50 dB.
Los límites son establecidos por el Reglamento para el Control de la Contaminación por Ruido N.º 39428-S. No obstante, la OMS recomienda no superar los 55 dB de exposición durante el día. Advierte que a partir de los 75 dB el ruido puede ser dañino, y en los 120 dB se sitúa en el umbral que provoca dolor y daño crónico.
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Tránsito vehicular es principal fuente de ruido
El estudio evaluó cinco fuentes de emisión de ruido: tránsito vehicular, actividades comerciales, eventos culturales, trenes y otras fuentes como sirenas, megáfonos y la construcción del nuevo Estadio Eladio Rosabal Cordero, debido a que dicha construcción no representa el paisaje acústico normal del área de estudio.
El tránsito vehicular fue una constante en todos los puntos monitoreados, seguido de las actividades comerciales.
La estudiante Melissa Solórzano señaló que la calle frente a la UNA es una de las más críticas. En contraste, las inmediaciones del Parque Manuel María Gutiérrez, conocido como parque del Carmen, presentó menos ruido, debido a la cantidad de áreas verdes que amortiguan el sonido.
“Posiblemente, esa fue una de las causas que hizo que esa zona presentara menores niveles en comparación con todas las demás. Ese fue uno de los puntos que incluimos en las recomendaciones a considerar: implementar más zonas verdes”, explicó.
La investigación también determinó que los niveles de ruido durante el día y la noche son más altos en la época lluviosa que en la seca.
En el periodo diurno, el promedio de ruido es de 74,9 dB en época lluviosa y 73,6 dB en época seca. Mientras que en el periodo nocturno, los valores son de 70,2 dB y 69,0 dB respectivamente, lo que representa una disminución de un 1,7 %.
“La baja en los niveles de ruido durante la época seca puede estar influenciada por la disminución del número de vehículos y en la densidad de personas debido a las vacaciones de los estudiantes y del personal académico o administrativo de las universidades, así como de otros centros educativos y de trabajo”, indica el documento.
Por su parte, Valeria Leitón destacó la propuesta de utilizar otro tipo de pavimento que permita aplacar el ruido que se emite al contacto con el neumático, pues la investigación demostró que la restricción vehicular no fue efectiva porque las personas conducían más rápido y, con ello, el ruido que producía el neumático con el pavimento elevaba los niveles de ruido.
“Los altos niveles de ruido en el casco central de Heredia representan un riesgo para la salud de las personas, por sus efectos negativos como trastornos del sueño, problemas cardiovasculares, estrés, aumento de la presión arterial, ansiedad, disminución de la productividad laboral y del aprendizaje”, explica la investigación.
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Legislación carece de enfoque preventivo
Las ingenieras agregaron que la legislación nacional sobre contaminación por ruido carece de un enfoque preventivo y no ofrece directrices sobre cómo diseñar e implementar estrategias para la mitigación, monitoreo y control efectivo del ruido en áreas urbanas.
“Uno de los problemas que encontramos es que a nivel de planificación urbana no se contempla el ruido dentro una zonificación. Por ejemplo, se le va a dar el permiso a cierto comercio, pero no se está proyectando que hay zonas residenciales que se van a ver afectadas por un megáfono de un comercio durante el día.
A nivel nacional no hay nada que obligue a los comercios a tomar medidas, salvo que el ministerio vaya y les haga el estudio y concluya que sí hacen ruido. Ahí si empiezan a actuar, antes de eso si no hay ninguna persona reportando alguna denuncia el comercio podría estar sobrepasando los niveles de ruido, pero no hay nadie que esté ahí para comprobar que eso se está incumpliendo”, indicó Solórzano.