El pasado 29 de junio, en la sección de Opinión del diario La Nación, se publicó el artículo titulado “El banano costarricense bajo ataques internacionales malintencionados”, firmado por Marcial Chaverri Rojas, gerente general de Corbana, en el que se asevera:
“Igualmente, preocupa que algunas publicaciones académicas nacionales, como las del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET), hayan sido utilizadas como base para estas narrativas, a pesar de que Corbana ha señalado inconsistencias metodológicas en sus estudios, entre ellas, ausencia de grupos de control, uso de laboratorios no acreditados, y parámetros toxicológicos desactualizados”.
Esta afirmación no solo es inexacta, sino que desconoce el trabajo que realiza el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional. En su investigación científica, el Instituto utiliza metodologías consistentes y reconocidas a nivel global, lo cual lo convierte en un centro de referencia internacional en materia de contaminantes. Los estudios epidemiológicos emplean “grupos de control internos” formados por personas con bajos niveles de exposición a ciertos plaguicidas, con la ventaja de que estas tienen las mismas características sociodemográficas y socioeconómicas que las personas con mayores niveles de exposición.
Las muestras biológicas son analizadas en laboratorios que cuentan con procedimientos acreditados o controles entre laboratorios para garantizar la calidad de los datos. Las muestras ambientales son procesadas por el Laboratorio de Análisis de Residuos de Plaguicidas (LAREP) del IRET, que emplea metodologías analíticas de vanguardia y aplica un rígido control de calidad para todos sus análisis, incluyendo controles por laboratorios externos. Los parámetros toxicológicos utilizados cuentan con las metodologías actualizadas y aprobadas para este campo de investigación.
Tales estudios, por su calidad, han sido cofinanciados por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos; el Health Canada y el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC), de Canadá; y el Swedish Research Council (FORMAS), entre otros. Los resultados de tales investigaciones se pueden consultar en prestigiosas revistas científicas internacionales.
Asimismo, las personas investigadoras del IRET colaboran con sus pares académicos en universidades de gran prestigio internacional, como la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), la Universidad de Lund (Suecia), la Universidad de Utrecht (Países Bajos) y la Universidad Federal de Bahía (Brasil), entre otras.
El Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas ha sido clave para evidenciar el impacto del uso de plaguicidas en Costa Rica. Nuestras investigaciones han documentado la presencia de compuestos contaminantes en el aire, el agua, los alimentos, la fauna silvestre e incluso en espacios escolares; también han demostrado sus efectos tóxicos en los ecosistemas y la salud humana, especialmente en poblaciones vulnerables como niños y mujeres embarazadas.
Generamos datos contundentes que demuestran que la contaminación por plaguicidas no solo degrada el ambiente, sino que constituye un problema de salud pública que exige acciones urgentes basadas en evidencias científicas.
Jorge Herrera Murillo es rector de la Universidad Nacional (UNA).