
FIRMAS PRESS.- El presidente Donald Trump sigue su campaña contra los inmigrantes hispanos, que ya abarca Chicago y Boston. En ambas ciudades, los agentes enmascarados del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) recorren las calles en sus temidas y muchas veces violentas redadas.
El gobierno afirma que las operaciones en Chicago y Boston se centran en la detención de inmigrantes indocumentados que han cometido delitos. Pero ICE ha detenido, en otras ciudades, como Los Ángeles, a inmigrantes latinos sin antecedentes delictivos, algunos de los cuales tienen permiso de residencia legal. Ha arrestado incluso a ciudadanos estadounidenses de origen hispano.
El lunes 8 de setiembre, el Tribunal Supremo de Estados Unidos dio su aprobación a las redadas en California basadas en la raza, el idioma o la ocupación laboral. La decisión, en la que cinco magistrados votaron a favor y cuatro en contra, de hecho permite a ICE usar la perfilación racial en sus operaciones contra los inmigrantes.
La jueza Sonia Sotomayor, quien votó en contra del fallo, manifestó: “No deberíamos vivir en un país donde el gobierno puede detener a cualquiera que parezca latino, hable español y trabaje en un empleo mal remunerado”.
La decisión del alto tribunal se enfoca en California, donde la jueza Mamee E. Frimpong había suspendido las redadas de ICE el pasado 11 de julio, al considerar que detener a una persona sobre la base de su raza, su etnia, el idioma que habla o su empleo es inconstitucional. Pero el fallo reciente del Tribunal Supremo revoca la suspensión y da validez a las operaciones contra inmigrantes que ICE ahora emprende también en Chicago y en Boston, y que sin duda extenderá a otras urbes.
No se debe pasar por alto el hecho de que la campaña antiinmigrantes de Trump se centra sobre todo en ciudades gobernadas por demócratas, y donde la mayoría de los electores no votó por el actual mandatario en las elecciones de 2024. Las redadas de ICE y el envío de tropas federales a esas ciudades constituyen un abuso de poder y, evidentemente, un castigo a los que se oponen al presidente y no comulgan con sus ideas y planes.
El despliegue de militares en ciudades con el objetivo declarado de combatir el alto índice de delincuencia –aunque la criminalidad haya estado descendiendo– es, además, una violación de la Ley Posse Comitatus, promulgada en 1878. Esa ley prohíbe que las tropas federales realicen tareas policiales de forma rutinaria, y las excepciones deben ser autorizadas por el Congreso de Estados Unidos en circunstancias específicas. Actualmente, el Congreso no ha autorizado ninguna excepción a la ley.
Pero Trump se salta a la torera a un Congreso donde la mayoría de sus integrantes –aunque una mayoría exigua– es republicana y se pliega a los devaneos autoritarios del presidente. Detrás de las redadas contra los inmigrantes hay un racismo visible, alentado por teorías conspirativas de ultraderecha. Esas teorías afirman que los demócratas pretenden sustituir a la población blanca de origen europeo con inmigrantes de otros grupos demográficos con el propósito de ganar poder político.
Las redadas de ICE han causado un intolerable ambiente de miedo entre la numerosa población inmigrante de Estados Unidos, tanto entre indocumentados como entre residentes autorizados. Y el miedo, además de la zozobra que causa a millones de personas, tiene también un efecto perjudicial para la economía: en Los Ángeles y otras ciudades en la mira de ICE, la actividad comercial en barrios de mayoría latina se ha reducido considerablemente porque los inmigrantes se abstienen de acudir a los negocios por temor a ser arrestados y deportados.
Al mismo tiempo, el miedo a las redadas ha dado lugar a un elevado ausentismo laboral. Se observa una escasez de trabajadores en sectores que dependen de la mano de obra de los inmigrantes, como la agricultura, la hotelería y el sector gastronómico, lo que a su vez puede causar un aumento en los precios de muchos productos y servicios.
En un país que históricamente se ha considerado una tierra de inmigrantes, la campaña de Trump contra la inmigración hispana contradice la esencia nacional. Las redadas de ICE y el encierro de los arrestados en centros de detención, o su deportación y encarcelamiento en prisiones como el Cecot, en El Salvador, constituyen un revés pernicioso para la economía y un atropello inadmisible contra la democracia y los derechos humanos. ¿Es ese el plan de Trump para “hacer a Estados Unidos grande de nuevo”?
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Andrés Hernández Alende es un escritor y periodista radicado en Miami. Sus novelas más recientes son ‘El ocaso’ y ‘La espada macedonia‘, publicadas por Mundiediciones.