
Es esencial que Costa Rica se mantenga firme en su política de apertura al comercio mundial. Hoy, más que nunca, en un mercado internacional cada vez más complejo, debemos profundizar ese modelo y enviar al mundo un mensaje claro: seguimos siendo un país estable y confiable para invertir, a diferencia de otras regiones marcadas por la incertidumbre.
A mediados de los años ochenta, luego de la crisis económica de aquella época, el país tomó la decisión de dejar atrás el modelo de sustitución de importaciones para dar paso a una estrategia de apertura comercial. El nuevo modelo apuesta por la diversificación de mercados y la atracción de inversión extranjera directa.
Esta fue, sin duda, una de las transformaciones estratégicas más exitosas en la historia de Costa Rica. La llegada de empresas multinacionales, como Intel en 1997, marcó un punto de inflexión: el país pasó de ser un exportador de materias primas a convertirse en un centro regional para la manufactura avanzada, servicios financieros, tecnología médica y servicios empresariales. Este cambio ha generado decenas de miles de empleos de calidad, encadenamientos productivos y transferencia de conocimiento.
Actualmente, tenemos la oportunidad de integrarnos a dos bloques comerciales sumamente relevantes que pueden ayudarnos a continuar fortaleciendo este modelo: la Alianza del Pacífico y el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés). La Alianza del Pacífico ha sido de interés para el país desde hace más de 15 años, pero es el CPTPP es el acuerdo más cercano a concretarse. ¡Y en buena hora! Este bloque representa un 15% del PIB global y un 18% del comercio mundial, incluyendo economías como Japón y Vietnam, con las que Costa Rica no tiene aún acuerdos comerciales vigentes.
Estas naciones –junto con otras cuatro del tratado– representan mercados con un altísimo potencial exportador para nuestro país.
Un estudio reciente elaborado por el Ministerio de Comercio Exterior, utilizando el modelo y la base de datos del Proyecto de Análisis del Comercio Global (GTAP) y asumiendo una apertura arancelaria total, demuestra que la reducción arancelaria por sí sola, resultante de la incorporación de Costa Rica al CPTPP, generaría un impacto positivo sobre el PIB, con un incremento estimado de 0,34%, así como un aumento neto del empleo del 0,5% respecto al escenario base.
Además, se proyecta un crecimiento en las exportaciones cercano a los $61,9 millones. Otros potenciales efectos positivos no contemplados en esta estimación, como por ejemplo los derivados de la mayor atracción de inversión directa, incrementarían aún más el crecimiento esperado en el PIB y el empleo, pero es importante hacer notar que el efecto neto esperable de la reducción de aranceles es positivo para Costa Rica.
No puedo finalizar este análisis sin señalar algo que, aunque obvio, es esencial recordar. El ingreso al CPTPP y a otros tratados comerciales no es, por sí solo, una solución mágica. Como país, debemos trabajar en resolver los factores que nos impiden aprovechar plenamente estas oportunidades. Entre ellos destacan la educación y la infraestructura –especialmente la portuaria–, aspectos fundamentales para fortalecer nuestra competitividad.
El ingreso al CPTPP representa una oportunidad estratégica para el bienestar económico Costa Rica. Pero su éxito dependerá no solo de la firma del acuerdo, sino de nuestra capacidad como país para acompañarlo con acciones decididas en educación, infraestructura y competitividad. El momento de actuar es ahora, con visión, responsabilidad y compromiso con el desarrollo sostenible de nuestro país.
Arturo Rosabal Arce es presidente de la Cámara de Comercio de Costa Rica.