
En tiempos de transformación constante –económica, tecnológica y social–, el modelo tradicional de universidad, centrado en jóvenes de entre 18 y 25 años, ya no basta.
Juan Romo, rector y académico de la Univerisdad Carlos III, propone una visión innovadora: construir una universidad abierta a todas las edades, que acompañe a las personas a lo largo de su vida y se convierta en un eje del aprendizaje permanente.
Vivimos en una época donde las habilidades se vuelven obsoletas con rapidez. La formación continua ya no es un lujo, sino una necesidad. Romo insiste en que las universidades deben ofrecer formaciones breves, modulares, flexibles y accesibles, adaptadas tanto para jóvenes como para adultos, trabajadores, desempleados y jubilados.
Además, este nuevo enfoque implica estrechar los lazos entre universidad, sociedad y sector productivo. La educación superior debe responder a las necesidades reales del entorno laboral, y ofrecer opciones y facilidades a quienes buscan actualizarse o reinventarse profesionalmente.
Romo no solo expone una urgencia, sino también una oportunidad: repensar la universidad como un espacio verdaderamente inclusivo, intergeneracional y conectado con el presente.
Abrirse a todas las edades no es solo una cuestión de justicia social; es la única forma de que la universidad siga cumpliendo un rol transformador en el siglo XXI.
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José Joaquín Chaverri Sievert es diplomático y periodista.