Toda persona, en algún momento de su vida, se preguntará quién la cuidará conforme vaya envejeciendo. Esta pregunta tuvo que ser respondida por Corea del Sur en tiempo récord.
En el 2000, solamente un 7 % de la población coreana era adulta mayor, mientras que un 20 % lo será en el 2026. Francia tardó 154 años en alcanzar este grado de envejecimiento y a Costa Rica le tomará 36 años, según el último cálculo del Centro Centroamericano de Población, que posiblemente será revisado en el nuevo censo para acercarnos más a Corea del Sur que a Francia en cuanto a ritmo de envejecimiento.
El país asiático se tomó en serio las estadísticas demográficas para actuar proactivamente, y sirvieron como elemento movilizador de la opinión pública para sobrellevar los problemas asociados al envejecimiento de forma conjunta.
En el 2008, creó un seguro colectivo específico para financiar el cuidado a largo plazo (LTCI, por sus siglas en inglés). Los beneficiarios son los mayores de 65 años o con menos edad con capacidades físicas o mentales limitantes, que requieren asistencia diaria para comer, bañarse o caminar.
Los servicios son provistos temporalmente en el hogar, con equipo especializado, durante todo el día en centros de enfermería; hay planes donde las personas participan en talleres u otras actividades con sus pares o tienen hospedaje para cuando un familiar lo requiera temporalmente, como por ejemplo cuando deba viajar fuera del país.
La idea es que a medida que Corea del Sur envejezca como país todos gocen de una prestación básica para el cuidado a largo plazo. En ausencia de este seguro colectivo, solamente las familias de más altos ingresos serían capaces de costearlo.
El LTCI se financiaba con una contribución del 7,38 % al 2018 sobre la contribución al seguro de salud (un 6,24 %) que alcanza para pagar entre un 60 y un 65 % del costo. El restante es cubierto por subsidios gubernamentales (un 20 %) y copago del 20 % (para centros de enfermería) o un 15 % (cuidados domésticos).
El seguro es exitoso para reducir la factura de la atención primaria hospitalaria, ya que cuanto mejor cuidada se encuentra la población adulta mayor, menor será su deterioro y la incidencia de enfermedades crónicas.
Esto mitigaría los problemas de sostenibilidad del Seguro de Enfermedad y Maternidad de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). También, liberaría a las mujeres de la mayor carga que tradicionalmente se les impone, tanto de la población menor de edad como de la mayor, lo que implicaría, a su vez, una mayor participación laboral.
El seguro constituirá un estímulo económico en países como el nuestro, donde la participación laboral de la mujer es significativamente baja en comparación con la del hombre, como lo señalan organismos internacionales.
Todavía estamos a tiempo de aprobar una iniciativa que parta de las lecciones aprendidas por Corea del Sur en la afrontación de los desafíos para mantener la sostenibilidad fiscal, la calidad de vida y la integridad de las comunidades conforme envejecen. Además, es posible complementarlo con otras iniciativas que la Superintendencia de Pensiones (Supén) promueve, como la pensión básica universal, que brinda protección contra la pobreza extrema en la vejez a toda la gente adulta mayor.
Establecer un sistema de cuidado a largo plazo facilita explorar un nuevo modelo de envejecimiento, donde a los mayores se les vea como parte de la solución al envejecimiento. Para ello, debe aprovecharse su vasto patrimonio humano para labores que voluntariamente estén en capacidad de desempeñar y donde su esfuerzo sea reconocido, tanto económica como emocionalmente, por ejemplo, apoyo en las labores de crianza en los hogares o guía (coaching) para la gente joven en el mundo laboral, habilidades blandas que suelen incrementarse (en lugar de deteriorarse) conforme envejecemos.
El envejecimiento es un fenómeno muy grande para que sea resuelto en el plano individual, y si nos organizamos anticipadamente, como Corea del Sur, catalizaremos sinergias que promuevan una sociedad inclusiva, igualitaria en cuanto a género y sostenible social, económica y ambientalmente en materia de cuidado en la adultez.
El autor es director de Regímenes Colectivos de la Superintendencia de Pensiones.