La agresión de Rusia contra Ucrania es una violación grave del derecho internacional. Las consecuencias son terribles para la vida de niños, mujeres y hombres en suelo ucraniano, pero también para el pueblo ruso, Europa e incluso el mundo entero.
Suiza condenó este ataque, proporcionó ayuda humanitaria a Ucrania y a los países vecinos, y sigue acogiendo a muchos refugiados ucranianos en su territorio. Además, adoptó las sanciones de la Unión Europea en contra de Rusia y reafirmó su neutralidad.
Muchos observadores consideran que la adopción de las sanciones de la Unión Europea por Suiza corresponde a un “hito histórico que acaba con su neutralidad”.
Para comprender que esta percepción es errónea, es necesario distinguir entre la Ley de Neutralidad y una política de neutralidad.
La Ley de Neutralidad obliga al país neutral a no favorecer militarmente a las partes beligerantes. En el contexto del ataque militar ruso a Ucrania, Suiza no proporciona material de guerra ni autoriza las solicitudes de sobrevuelo por parte de los beligerantes y de otros Estados que tienen el objetivo de proporcionar apoyo militar a dichas partes del conflicto.
Los vuelos con fines humanitarios y médicos, incluido el transporte de heridos, no se ven afectados.
Sin embargo, la neutralidad no significa indiferencia. Aquí entra en juego el concepto de la política de neutralidad, mucho más flexible que la Ley de Neutralidad, porque no se rige por un tratado internacional.
Debido a la gravedad de la violación del derecho internacional por parte de Rusia, que no tiene comparación en la historia europea reciente, Suiza decidió adoptar las sanciones de la Unión Europea, en estricto cumplimiento de la Ley de Neutralidad definida anteriormente.
Cabe destacar que Suiza no adopta automáticamente las sanciones de la UE. Cada caso es sometido a un cuidadoso análisis.
Estos dos componentes de la neutralidad forman parte de la identidad suiza, que se completa con una tradición de política humanitaria y de mediación (buenos oficios).
Esperamos que las voces de las armas dejen paso a las negociaciones muy pronto. Con el fin de establecer una paz duradera, Suiza ofrece a los beligerantes y a las organizaciones internacionales su diplomacia y sus buenos oficios. Se moviliza, con toda la modestia de un pequeño país, junto con otros actores, para encontrar soluciones a este terrible conflicto.
El 24 de febrero la cara del mundo cambió, y no de la mejor manera. Debemos defender valiente e incansablemente los valores de la libertad y la democracia, así como del derecho internacional.
Para países pequeños como Costa Rica y Suiza, el respeto al derecho internacional desempeña un papel fundamental. ¡Queremos un mundo construido sobre la supremacía del derecho internacional y no sobre el uso de la fuerza!
Eso se puede hacer permaneciendo neutral. Neutralidad no significa indiferencia.
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El autor es embajador de Suiza.