Una de las transformaciones tecnológicas de gran impacto en las telecomunicaciones durante el presente siglo es el cambio del sistema analógico al digital. La posibilidad de transmitir señales digitales en sustitución de las analógicas genera enormes oportunidades para mejorar la calidad de los servicios brindados a los usuarios e incrementar la capacidad de conectarse.
El desarrollo de la televisión digital terrestre (TDT) permite obtener en diversos países beneficios como el mejoramiento de la calidad visual y sonora de las señales de televisión, el incremento en el número de canales y, de mayor relevancia, un uso más eficiente del espectro radioeléctrico.
Debido a que las señales para la TDT en formato estándar ocupa una menor cantidad de espectro radioeléctrico para cada canal que la televisión analógica, cuando se efectúe el cambio en el uso de estas tecnologías es posible aprovechar la capacidad liberada para ampliar y mejorar la oferta de servicios de telecomunicaciones.
El mayor beneficio es utilizar el espectro radioeléctrico en bandas menores a un gigahercio, particularmente en la banda de 700 megahercios (MHz). Esas bandas alcanzan más cobertura, pues, debido a su amplitud, llegan a zonas más remotas que las bandas más altas, con la utilización de un menor número de antenas y, por lo tanto, a un costo más bajo.
Por lo anterior, se necesita la liberación y el concurso de la banda de 700 MHz para cerrar la brecha digital, es decir, para conectar a quienes no lo están, fundamentalmente a los residentes en zonas de difícil acceso, como las rurales.
Países adelantados. De acuerdo con el seguimiento de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, en el mundo 54 países han completado el proceso de transición a la TDT, bajo diversos esquemas, y 74 lo están llevando a cabo.
La gran mayoría de las naciones desarrolladas han finalizado el proceso y en América Latina algunas, como México y Colombia, también lo han hecho. Otras, entre ellas Costa Rica, se han fijado fechas específicas para su cumplimiento y, en un contexto global donde el acceso a la banda ancha es un factor determinante para el desarrollo económico y social, resulta necesario, y urgente, que el calendario se respete.
Costa Rica se ha consolidado en América Latina como un país a la vanguardia en el desarrollo de las telecomunicaciones. Los niveles de conexión y el impacto social de los servicios proporcionados la han mantenido durante los años como un ejemplo. Sin embargo, su liderazgo no puede sostenerse sin llevar a cabo cambios como la transición a la TDT.
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El proceso ha sido largo y se prevé, finalmente, para agosto del 2019. El compromiso de los actores públicos y privados involucrados en el encendido digital, así como la decisión de poner a disposición el espectro liberado, permitirá aprovechar las oportunidades que esta medida ofrece para la ampliación de los recursos asignados para el despliegue de la banda ancha, con los beneficios económicos y sociales que el acceso a Internet proporciona.
Así, Costa Rica conservará su lugar como referente regional y avanzará al ritmo de los países desarrollados.
El autor es economista, CEO de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet).