
FIRMAS PRESS.- Son días de sentimientos encontrados para muchos venezolanos. No solo para los que permanecen en su país y sobreviven al desastre del régimen de Nicolás Maduro. También para quienes conforman la diáspora en el exterior, una de las más numerosas del mundo (supera los 9 millones de personas, según el Observatorio de la Diáspora Venezolana) a causa de las escasas expectativas económicas y la falta de libertad bajo el gobierno chavista.
No son pocos los que están en vilo por una posible intervención militar de Estados Unidos en el país suramericano. Desde que Donald Trump retornó a la Casa Blanca, uno de los objetivos de su política exterior, liderada por el secretario de Estado, Marco Rubio, ha sido el de acorralar al régimen de Caracas.
Hace unos días, la administración Trump designó como organización terrorista al Cartel de los Soles, una red de narcotráfico aparentemente ligada a la jerarquía militar del chavismo, y ofrece por la caza y captura de Nicolás Maduro la golosa recompensa de $50 millones. Sin duda, Washington apuesta por que en el propio entorno del gobernante venezolano se produzca una escisión y acaben por entregar su codiciada cabeza a cambio de un golpe de mano que propicie el fin del chavismo.
Teniendo en cuenta que el mandatario estadounidense emite señales que no siempre son fáciles de interpretar –por momentos, sus amenazas son perentorias y después baraja posibles conversaciones con Maduro para negociar distintos escenarios–, los venezolanos esperan con ansias algún movimiento que rompa tan incierto impasse, alimentado por los desvaríos del sucesor de Chávez, ocupado en mitines vocingleros contra el “imperio yanqui”.
Entretanto, hay movimientos militares en aguas del Caribe de fragatas estadounidenses que no se veían desde la crisis de los misiles en 1962, cuando Washington y Moscú estuvieron a punto de protagonizar una confrontación nuclear. En aquella ocasión, Cuba, con Fidel Castro alineado al comunismo soviético, estaba en el centro de la disputa en plena Guerra Fría. Los cubanos dentro y fuera de la isla vivieron con angustia un enfrentamiento que estuvo a punto de desatar la Tercera Guerra Mundial.
Una de las consecuencias de la escalada de tensión Washington-Caracas ha sido que los vuelos entre España y Venezuela se cancelaron debido a las advertencias de la administración Trump a las aerolíneas que disponen de rutas, por el peligro que supondría una inminente intervención militar en suelo venezolano. De inmediato, aerolíneas como Iberia (con vuelos diarios en las dos direcciones cinco días a la semana) y Air Europa (con tres vuelos a la semana) suspendieron sus servicios y desde hace días en el aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas, en Madrid, se aglomeran viajeros venezolanos varados hasta próximo aviso.
La comunidad venezolana en España asciende a más de medio millón de personas que desempeñan una variedad de puestos de trabajo: desde los más humildes, atendiendo en la industria de la hostelería, al sector informático y como emprendedores al frente de negocios.
Además, en la capital española se concentra buena parte de la oposición venezolana, con el presidente electo, Edmundo González Urrutia, defendiendo desde el exilio la lucha que libra María Corina Machado en Venezuela.
Pero también muchos de los venezolanos que han emigrado mantienen un flujo constante entre su país de acogida y su tierra natal. Lo habitual es que, a diario, los vuelos Madrid-Caracas y viceversa van llenos. Forma parte de la dinámica de las diásporas, sobre todo en fechas importantes como la temporada navideña que se avecina.
Ese contacto humano se interrumpe por un conflicto político que recuerda la Guerra Fría de antaño, en la que la dictadura castrista pervivió. Los que albergan la esperanza de un cambio confían en que Trump fuerce el fin del chavismo (ha anunciado que “muy pronto” habrá operativos terrestres para detener el tráfico de drogas desde Venezuela), a la vez que Maduro asegura que del poder no lo saca nadie. Es un escenario familiar. Una vez más, la incertidumbre atrapa a los venezolanos.
Red X: ginamontaner
Gina Montaner es periodista.
