
La sensación de abandono en psicología es producto de la creencia de que a nadie le importamos, de que nadie hace nada bueno por nosotros, por lo que se transcurre por la vida mirando todo de forma catastrófica a partir de un sentimiento de soledad e impotencia.
Esta sensación puede ser experimentada por grupos sociales cuando se ven afectados por políticas sociales negligentes que cierran la ventana de las oportunidades y generan desigualdad y exclusión. El transcurso por la vida de estos grupos conlleva el riesgo de buscar la transformación de las normas sociales hacia una apropiación inadecuada, a veces ilícita, de medios que compensen esta sensación sin importar los efectos dañinos en los demás.
Hay momentos en que ciertos grupos sociales, golpeados por políticas públicas que los olvidan o desatienden, sienten que las puertas hacia una vida digna se les cierran una a una. La esperanza se desvanece, y la desigualdad se convierte en panorama habitual. En ese andar cuesta arriba, no es raro que algunos comiencen a reinterpretar las reglas del juego social, buscando atajos que les devuelvan algo de lo que les ha sido negado. A veces lo hacen desde la necesidad; otras, desde la frustración, sin medir el daño que sus actos pueden causar a quienes los rodean. Es aquí donde entran en escena grupos delictivos que reclutan menores, provocando deserción escolar, y ofreciendo lo que la escuela no logra brindar, en medio de condiciones familiares y comunitarias que propician estas conductas como respuesta a la exclusión.
El Ministerio de Educación Pública, en los últimos años, ha pecado de negligencia al eliminar paulatinamente, programas, medios y oportunidades educativas que fueron creados con el fin de promover una mayor calidad educativa y la inclusión e igualdad de oportunidades de las diversas poblaciones estudiantiles del país, lo cual incide en el desarrollo de competencias para enfrentar de mejor manera su proyecto de vida.
No estamos diciendo que lo anterior haya incidido directamente en la situación problemática que, de manera exacerbada, viven los jóvenes hoy, pues es un tema de larga data al que las distintas administraciones gubernamentales han aportado soluciones a lo largo de los años con mayor o menor éxito.
Solo estamos destacando el riesgo que constituye el incremento de la sensación de abandono que se genera cuando el mismo sistema educativo excluye física o emocionalmente a sus propios estudiantes; cuando les niega las posibilidades de su desarrollo cognitivo en concordancia con las exigencias de este mundo cambiante y diferente al que se enfrentaron en la adolescencia sus propios padres y madres; cuando su desarrollo afectivo se ve lastimado por situaciones que pudieron continuar siendo atendidas de manera oportuna en la institución educativa, gracias a normas y procedimientos de intervención, a la acción preventiva de sus educadores y a una visión amplia y constructiva de la diversidad y de las necesidades especiales.
Es un imperativo para la Sociedad Internacional de Educadoras Delta Kappa Gamma, organización estatal de Costa Rica, en virtud de su responsabilidad de abogar por una legislación deseable en beneficio de la educación, participar en la discusión y búsqueda de soluciones a los problemas educativos del país.
Política educativa clara
La sensación de abandono que se ha instalado en poblaciones estudiantiles y sus docentes deberá combatirse, en primera instancia, desde la cúpula del Ministerio de Educación con una política clara de hacia dónde se desea conducir el país en términos educativos.
Demostrar no solo que se sabe hacia dónde dirigir sus esfuerzos para favorecer el potencial de cada estudiante en el país, sino también evidenciar con acciones concretas que se van alcanzando metas, paso a paso, constituye un elemento inspirador bajo la responsabilidad de este ministerio, que asegura, en alguna medida, la participación de cada actor educativo en el mejoramiento de la calidad educativa.
Innovación educativa
Potenciar las oportunidades educativas innovadoras que ponen a disposición del estudiantado los avances científicos y tecnológicos y las posibilidades culturales de nuestro medio, no necesariamente nuevos pero implementados de forma diferente y pertinente a la realidad del mundo en que se vive, en definitiva, aporta una visión de la vida centrada en el logro y la capacidad personal de construir un proyecto vital.
Unidad y pertenencia
Es tarea fundamental de los sistemas educativos promover la unidad y el sentido de pertenencia para contrarrestar la sensación de abandono experimentada por personas y grupos sociales. Para ello, deberán promoverse políticas y acciones que busquen la equidad y la igualdad mediante la generación de acciones que incrementen las oportunidades económicas, sociales y culturales y romper ese círculo vicioso que se genera dentro del mismo sistema educativo. Es decir, a la escuela no solo se va hoy, la escuela se queda para los restos en la vida de los grupos sociales; si el contexto social, cultural y económico predetermina la calidad de vida de las personas y la escuela no ofrece las posibilidades de enfrentamiento y transformación de estas condiciones existentes, como resultado se exacerban las condiciones excluyentes y, por lo tanto, el deterioro social.
Visión estratégica
El sistema educativo costarricense es uno de los que, históricamente, en el contexto latinoamericano, ha ofrecido una mayor riqueza de experiencias para el desarrollo integral del estudiantado. El artículo 22 de la Ley Fundamental de Educación asegura a cada estudiante la atención de sus necesidades económicas, de salud y de orientación vocacional como tarea consustancial a la enseñanza académica bajo la responsabilidad del Ministerio de Educación Pública.
La posibilidad real de generar espacios para el desarrollo integral del estudiantado se da desde la base normativa del país, acompañada por la decisión constitucional de asignar un considerable porcentaje del PIB a la educación. Compete a este ministerio concretar acciones políticas y estratégicas para que la normativa nacional se cumpla en condiciones de beneficencia y no de maleficencia.
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Beatriz Cruz Azofeifa y Alejandrina Mata Segreda son miembros de la Sociedad Internacional de Educadoras Delta Kappa Gamma.