Foros

Lo que debe mantenernos despiertos en la noche

Estamos cauterizados para no ver las más evidentes injusticias, absortos dentro de los reducidísimos confines de nuestra piel

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«Miro el dolor del hambriento», decía César Vallejo, «y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba brizna de yerba al menos». Nos persigue un indiferente silencio que nos aleja tanto del otro que obstruye selectivamente las voces de esa elusiva suerte de otredad cohabitante, cuya existencia nos cuesta tanto admitir.








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