La mariposa monarca (Danaus plexippus), con sus grandes alas de vibrante color naranja y negro es una de las especies más emblemáticas de América. Su migración anual abarca entre 4.000 y 5.000 kilómetros desde el norte de América hasta los bosques de oyamel en Michoacán, México. Un fenómeno natural que simboliza la resiliencia y la esperanza. Sin embargo, este viaje está cada vez más amenazado por el cambio climático, la deforestación y el uso de pesticidas.
Tres generaciones sucesivas de mariposas atraviesan montañas, desiertos y bosques, enfrentándose a peligros naturales y humanos, para completar su viaje de ida y vuelta. Cada generación de monarcas realiza una parte del viaje, pasando la antorcha migratoria a su descendencia.
La primera generación nace en Canadá y el norte de Estados Unidos, al final del verano. Su misión es viajar hacia el sur, a los bosques de oyamel en México, donde hibernará durante el invierno. Su gran tamaño les permite tener reservas de grasa que les darán suficiente energía para realizar el viaje, que dura entre dos y tres meses. Esta generación llega a vivir entre seis y ocho meses, lo cual la convierte en una de las mariposas más longevas del mundo.
Cuando las monarcas llegan a México, pasan el invierno en su santuario y ponen sus huevos sobre las plantas de algodoncillo (Asclepias) antes de morir. Así, nace la segunda generación y viaja hacia el norte (al sur de Estados Unidos) en un recorrido que es significativamente más corto que el de la primera.
La tercera generación es la que nace durante la primavera y el verano en EE. UU. y Canadá. Las mariposas adultas de esta generación viven entre dos y seis semanas y se reproducen para poner huevos nuevamente en plantas de algodoncillo. Esta es la única generación que no migra.
La migración intergeneracional de las monarca refleja cómo, a lo largo de la historia, las generaciones transmiten conocimiento, adaptaciones y resiliencia a las siguientes.
Hoy, la mariposa monarca enfrenta más retos que nunca. El cambio climático ha alterado los patrones climáticos que sostienen su migración, haciendo que su viaje sea más largo, incierto y peligroso. La deforestación de los bosques de oyamel, los cambios en la temperatura y la pérdida de hábitats adecuados son solo algunos de los factores que están poniendo en peligro esta impresionante migración.
Sin embargo, los esfuerzos de conservación han mostrado avances en los últimos años. Durante la temporada de hibernación 2024-2025, la superficie ocupada por las monarcas en los bosques de oyamel en México se duplicó, alcanzando 1,79 hectáreas, en comparación con 0,9 hectáreas en el periodo anterior.
La migración de la mariposa monarca puede ser vista como un paralelo con nuestra propia situación. Al igual que las mariposas, cada generación humana enfrenta sus propios desafíos. La nuestra no es menos difícil: la crisis climática, y la inestabilidad política, económica y social, son solo algunos de los retos que enfrentamos.
Pero, al igual que la mariposa, que, a pesar de todo, continúa su migración, nuestra resiliencia y nuestra capacidad de aprender nos ofrecen esperanza para el futuro. Mientras haya vida, siempre habrá esperanza.
Dedicado a mi madre, Sonia María Bogantes Avellán (31/10/59-3/4/2025) cuya fuerza y perseverancia me han inspirado a enfrentar los desafíos con esperanza y resiliencia, tal como lo hacen las mariposas monarca en su largo viaje.
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Aimée Leslie es gestora ambiental y doctora en transiciones hacia la sostenibilidad.