El Banco Central de Costa Rica (BCCR) publicó recientemente los flujos de inversión extranjera directa (IED) del primer trimestre del 2025: US$921 millones, lo que representa una caída del 25,5% frente al mismo periodo del 2024. Aunque esta cifra puede generar preocupación y distintas reacciones –dado que la IED es uno de los principales motores de crecimiento económico del país–, una lectura responsable y objetiva del contexto exige considerar factores clave para entender correctamente su comportamiento.
En primer lugar, el BCCR ajustó al alza la cifra anual de IED correspondiente al 2024, que alcanzó los US$5.008,5 millones, lo que representa un crecimiento del 32% respecto al 2023 y equivale aproximadamente al 5% del producto interno bruto (PIB). Este ajuste responde, principalmente, al aumento en la inversión por parte de un grupo de empresas del sector de manufactura avanzada, cuyas cifras finales superaron las proyecciones iniciales.
En ese contexto, si analizamos la serie histórica de la última década, el flujo reportado durante el primer trimestre del 2025 se posiciona como el tercero más alto, solo por detrás del 2022 y el 2024, siendo este último el más elevado registrado en más de 10 años.
Otro factor clave en la caída porcentual es el incremento del 187% en préstamos o pagos que las multinacionales envían hacia sus casas matrices o empresas hermanas, movimientos que, bajo la metodología del principio direccional del BCCR, se contabilizan como egresos de capital. En términos prácticos, estos recursos siguen circulando dentro del mismo grupo empresarial. De hecho, si aplicamos la metodología alterna basada en el principio pasivo –que no considera esos préstamos como salida de capital–, el flujo de IED se habría mantenido estable. Esto lo que quiere decir es que las empresas instaladas en el país tienen la solidez suficiente, que están en plena capacidad de financiar a otras de su corporación, y en un tiempo determinado, este dinero regresa al país.
También se registró una disminución del 22% en el ingreso de nuevo capital, al pasar de US$293 millones en el primer trimestre del 2024 a US$228 millones en el mismo periodo del 2025, un descenso que coincide con la tendencia mundial reciente. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), las perspectivas de inversión extranjera directa a nivel mundial se han tornado negativas para este 2025 y podrían experimentar una caída de doble dígito.
Este mismo organismo ha advertido, además, de que las tensiones comerciales y políticas y la incertidumbre geopolítica podrían seguir afectando los flujos globales de inversión. En este sentido, cabe señalar que Costa Rica ya ha enfrentado antes este tipo de escenarios: durante el primer mandato de Donald Trump, con la decisión del brexit y a raíz de la pandemia por la covid-19. Estos antecedentes refuerzan que la IED es, por naturaleza, volátil, sobre todo en contextos de incertidumbre.
A pesar de la caída, las señales de confianza persisten. Las utilidades reinvertidas alcanzaron los US$1.325 millones, la cifra más alta registrada para un primer trimestre. Además, la IED fuera del régimen de zona franca (régimen definitivo) aumentó en un 130%, impulsada por empresas de manufactura liviana y del sector agrícola.
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La comparación histórica muestra que estas variaciones responden, en gran medida, al escenario de incertidumbre global, en el que la IED fluctúa por las decisiones corporativas que las empresas toman bajo este contexto. No se trata de una pérdida de robustez de la propuesta país como destino para invertir.
Hoy nos enfrentamos, nuevamente, a un escenario de alta incertidumbre, con tensiones geopolíticas y comerciales. Por ello, es fundamental leer los datos con objetividad: Costa Rica sigue siendo un destino competitivo, confiable y atractivo para la inversión extranjera. Más que una caída estructural, lo que observamos hoy es un ajuste natural tras un año excepcional, en medio de un entorno internacional desafiante.
En Procomer seguimos trabajando en la estrategia país con la solidez y experiencia institucional que nos respalda y, sobre todo, con la confianza y el compromiso de las empresas que siguen apostando por crecer desde Costa Rica.
Laura López es economista y gerente general de la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer)
