
Puesta en la picota la controversia generada en la Municipalidad de Heredia para tumbar los letreros del Palacio de los Deportes Premio Nobel de la Paz, Óscar Arias Sánchez, cabe la pregunta: ¿qué motivó a los heredianos de entonces a nominar el Palacio de los Deportes con los letreros que hoy quieren tumbar?
Más allá de lo jurídico-político, está el respeto a una generación y su historia, que, de hecho o derecho, honró al exmandatario.
Ellos juran que no es un ataque personal al expresidente Arias Sánchez y hasta resaltan sus logros. Añaden que tampoco son “motivos políticos”... ¿a punto de iniciarse la campaña?
Y aquí les pongo el detector de mentiras: siendo así, es muy fácil: se pone a derecho con una simple moción y que la alcaldía proceda. ¿Lo harán?
Basta el Premio Nobel de la Paz como hecho relevante y excepción legal para otorgar en vida reconocimientos. En Heredia, además, logros de la administración Arias son el Centro Cultural Omar Dengo, financiamiento a los diez municipios y la Empresa de Servicios Públicos (ESPH) para estudios y planos del alcantarillado sanitario, nuevas viviendas de interés social, y, más importante aún, la construcción del nuevo Hospital San Vicente de Paúl, inaugurado en mayo de 2010.
Y me adelanto a lo que algunos responderán: “¡Fueron obras hechas con nuestros impuestos!“. Sí, fueron obras que requirieron decisión de inversión con poder político, y Heredia fue la que ganó. Si no, los heredianos estaríamos aún recibiendo atención médica en un hospital viejo y saturado, como ocurre en el caso de Cartago.
¡Curiosa ignorancia! Vaya manera de publicitarse en albores de la campaña. ¿Qué gran proyecto de impacto para la comunidad han gestado los proponentes? Ahí sigue la gente sufriendo con las presas del Pirro. ¡Gánense esos votos!
Un honesto grupo de ciudadanos, liderados por Luis Antonio Martínez Ramírez, gobernador de la provincia, constituyó una asociación que planificó, construyó y logró fondos para obras aleatorias: ¡Y surgió el Palacio! Durante 34 años, lo administraron autofinanciado, convertido en ícono de eventos deportivos, culturales y de servicio comunal, con Víctor Hugo Víquez Chaverri como gerente.
En ese periodo, el aporte municipal fue irrisorio: una partida de ¢500.000, con la obligación de girar ¢450.000 a la Fundación para el Ornato de Heredia y los ¢50.000 sobrantes, para la confección de los trofeos que se dieron en los Juegos Nacionales del 1989.
Ese grupo, que hoy denigran, evitó que las instalaciones terminaran en un charco de aguas verdes y sapos. Ellos, con tal de no atrasar el proyecto –en tanto el Estado, con toda la tramitología, girara las partidas–, obtuvieron un préstamo bancario y firmaron en garantía pagarés a título y responsabilidad personal, a riesgo de su patrimonio. Así se escribió la historia, hasta ahora contada.
No se vale politiquear manchando la dignidad del prójimo. Los criterios legales y políticos se dirimen y resuelven; la politiquería, a falta de logros propios, es una bajeza.
Méritos para el letrero sobran. Pertenece a un testimonio de una época, a una generación que valoró y apreció lo hecho. El Nobel que obtuvo Óscar Arias Sánchez es ajeno a banderas partidarios; fue, es y será un honor para Costa Rica, y más para Heredia, porque tiene “cédula cuatro”. Es la distinción más importante del orbe otorgada por un jurado del más alto nivel.
En Chile, Colombia y Guatemala, se les erigen monumentos a los galardonados: Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Asturias. Y aquí, en la Ciudad de las Flores, se empecinan en semejante ocurrencia.
Ojalá impere la serenidad y se respete y valide el momento histórico que representa. La inauguración del Palacio, en 1989, fue una gran noticia en su momento, y un mes después, la visita del Nobel a su cuna, su provincia, donde una multitud orgullosa lo recibió con cariño, hecho que fue captado por la prensa internacional. Y aquel instante voló al mundo.
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Juan Francisco Hernández Delgado es exgobernador de la provincia de Heredia (1994-1998).