La pandemia de la covid-19 produjo una disrupción global, cuyas consecuencias las sufren tanto los sistemas de salud como de pensiones.
No tuvo que pasar mucho tiempo para que la incertidumbre se convirtiera en temor, no solo en los hogares, trabajos y comunidades, sino también en los mercados financieros, los cuales reaccionaron a la baja de manera violenta.
La capacidad de reacción de las diferentes naciones está condicionada por la fortaleza sanitaria y económica. No existe un sistema de seguridad social capaz de ser sostenible sin un mercado laboral formal, estable y vigoroso. Esto aplica tanto para el régimen de pensiones básico como para los complementarios.
Siendo realistas, el brote y su propagación en sectores vitales y estratégicos de nuestra frágil economía harán muy lenta la recuperación.
Los retos son complejos, dinámicos y de gran impacto en las personas, familias, empresas y gobierno. El país debe empezar por frenar la caída de la actividad económica para luego impulsar el crecimiento.
Una forma de darles liquidez a las personas cuya jornada laboral se vio disminuida o suspendida es utilizar, solamente durante el estado de emergencia, los intereses generados por los fondos de pensiones, por un máximo de seis meses. Pasado ese tiempo, se retomarían las condiciones precrisis.
Para lograr la reactivación, los recursos generados por los fondos de pensiones deben invertirse en instrumentos que dinamicen el sector productivo.
La inversión en fideicomisos y otros instrumentos para el financiamiento de obra pública o de sectores productivos son ideas para considerar. Algunas propuestas en esta dirección son:
La creación de un fondo de avales y garantías con recursos de la Banca para el Desarrollo para el pago a proveedores con el fin de no interrumpir la cadena de producción de sectores perjudicados, como hoteles y restaurantes.
Una reforma para crear cooperativas a partir de cinco personas.
El impulso al cobranding para generar economías de escala que ayuden a sostener los costos fijos en la situación actual.
La promoción con recursos del Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP) del financiamiento de alianzas público-privadas para reactivar la economía.
La creación de mecanismos que coadyuven a las pymes y mipymes a agruparse para presentar oferta pública y acceder a recursos de los fondos de pensiones.
Mantener el refinanciamiento de las deudas al día y sin morosidad con los bancos públicos durante la crisis.
Como parte de la elaboración responsable de las estrategias de inversión, debe darse información veraz sobre las condiciones de la deuda y necesidades del gobierno en los escenarios posibles producto de esta contingencia.
De igual forma, deben ser revisados los ingresos y gastos ordinarios para lograr eficacia, y considerar gravar temporalmente actividades que no pagan el impuesto sobre la renta.
Está claro que la ejecución no resulta sencilla, pero si queremos mantener la paz social debemos emprender juntos la construcción de la nueva Costa Rica.
alejandro.solorzano@vidaplena.fi.cr
El autor es administrador de negocios.