Nuestro antiguo billete de cinco colones es uno de los más hermosos del mundo. En el reverso muestra la pintura Alegoría del café y el banano, del artista italiano Aleardo Villa. La obra refleja la significación de los puertos. Costa Rica exportaba postres al mundo y recibía todo lo demás.
La conformación de las exportaciones cambió, seguimos vendiendo productos agrícolas en el extranjero, mas nuestra oferta es diversa y tecnológica, y los puertos son la ventana de la masa de esa actividad.
Caldera en llamas. De acuerdo con el índice de desarrollo humano (IDH) del PNUD, Puntarenas es la segunda provincia de menor desarrollo. El atractivo turístico y uno de los puntos de salida más estratégicos pasan inadvertidos o son olvidados.
Caldera logró sobrevivir al tiempo, empero no se encuentra a la altura del desarrollo deseado, está al borde de un colapso y sobrepasa su capacidad. Es el resultado de no invertir en infraestructura portuaria.
Un parche no incrementa la eficiencia, el plan maestro para su desarrollo, aún lejos de llevarse a cabo, se encuentra detenido por burocracia, su traducción del griego, el poder de la oficina.
El Incop no logró justificar una contratación directa con una consultora para la elaboración y preparativos de los documentos licitatorios para la ampliación, y la Contraloría General de la República dio inicio a un proceso cuyo fin es la modernización de Caldera.
Por Caldera pasan el maíz amarillo, el frijol de soya, el trigo, la harina y cientos de productos con los cuales nuestras industrias se nutren de insumos para transformar y agregar valor; la consecuencia de no tener un embarcadero moderno se traduce en la imposibilidad de recibir buques de mayor calado, la inconcreción de nuevos negocios y la pérdida de competitividad para el exportador y el importador.
Los ajustes efectuados no aguantan más tiempo, la deuda de los gobiernos con los puertos crece, debe iniciarse la modernización; los exportadores pedimos acciones, no es suficiente un estudio técnico; precisamos cambios tangibles.
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Moín hundido. En el último lugar del IDH está Limón. El escenario es muy diferente, pues posee dos puertos, uno dirigido por Japdeva y otro por APM Terminals. Ambos operan sin cumplir las demandas de los exportadores.
Es común alzar la voz por las largas filas de acceso a las terminales, por el costo de los servicios o los tiempos en espera. Desde febrero, con un remolque hundido en el canal, no ingresan barcos de gran tamaño.
El puerto tiene ante sí un reto adicional. En los últimos meses, los exportadores advertimos el incremento de contaminación de contenedores, ahora debemos incluir el costo de cuantiosas inversiones en seguridad para cuidar nuestras mercancías.
Otrora quedaron los tiempos en que Costa Rica era el país más seguro de Centroamérica. Quienes exportamos necesitamos la instalación de nuevos escáneres y tecnología de punta para luchar contra esa situación; el problema de Japdeva es más complejo.
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El escudo nacional. Los puertos son símbolo de desarrollo, no por casualidad el escudo nacional otorga la misma preeminencia a la tierra que a nuestros mares.
No todo está perdido, personas de los sectores público y privado queremos hacer bien las cosas; no obstante, las buenas intenciones no son suficientes.
El modelo de desarrollo portuario se encuentra próximo a colapsar, debemos reaccionar, ejecutar proyectos de punta para apoyar las actividades productivas, impulsar el ferri hacia El Salvador, ampliar APM, modernizar Caldera, crear el canal seco y muchos otros planes que se encuentran en la mesa, pero los exportadores los sentimos en estado de coma.
La autora es exportadora.