Nos familiarizamos con atención y genuino interés con el editorial de La Nación del 13 de setiembre, bajo el título “Asesinato como arma de Putin”.
Francamente, no nos sorprendió demasiado el tono categórico de esta publicación, que afirma decididamente que hay muchas razones para acusar a la administración rusa de violaciones y crímenes, presuntamente cometidos con su conocimiento durante el reciente período.
Tenemos que constatar con pesar que la publicación está claramente en línea con la tendencia política ahora de moda de los países occidentales, que se inclinan a presentar todo tipo de acusaciones contra Rusia sin respaldarlas con hechos de peso.
Highly likely (muy probable) y, en la convicción de nuestros “socios” occidentales, esto resulta suficiente para introducir nuevas sanciones contra Rusia y otros gobiernos indeseables, desmantelar unilateralmente el sistema de seguridad colectiva y justificar su injerencia en los asuntos internos de Estados independientes que se han convertido en desagradables para alguien, ya sea en Irak, Afganistán, Libia o Bielorrusia, o el bombardeo de la pacífica Belgrado por las fuerzas de la OTAN.
No quiero entrar en otra polémica inútil, sobre todo porque los acusadores realmente no necesitan pruebas, ya han dictado el veredicto unilateralmente.
Vida salvada. Solo para lectores sobrios daremos algunos datos. Sobre el caso de Alexéi Navalny, los médicos heroicos y experimentados de la ciudad rusa de Omsk lucharon por la vida de este hombre durante más de un día; de hecho, lo salvaron, realizaron toda la gama de pruebas médicas previstas para circunstancias tan trágicas y declararon oficialmente que no se encontraron rastros de envenenamiento en el cuerpo. Esto está documentado.
Los así llamados “especialistas” de la Bundeswehr no están interesados en esto. Encontraron algo más, pero se niegan categóricamente a entregar documentos que confirmen sus conclusiones a la parte rusa.
La parte alemana también se niega a cooperar con la fiscalía rusa que lleva a cabo la investigación. Perdónenme, pero, en este sentido, tenemos muchas preguntas para nuestros “socios” occidentales. Por ejemplo. En Rusia, en Omsk, médicos altamente calificados no encontraron rastros de envenenamiento en el cuerpo de Alexéi Navalny, al mismo tiempo las autoridades rusas no le impidieron ir al extranjero para seguir su tratamiento.
A su vez, en Alemania, los militares anónimos afirman que hay rastros de envenenamiento. Entonces, tal vez, si es así, se necesita seguir las investigaciones no en Rusia, sino en un lugar completamente diferente.
Por mayoría. Solo algunos otros hechos en adición. Las enmiendas a la Constitución rusa se aprobaron sobre la base de una votación de toda Rusia.
El 77,92 % de los rusos votaron a favor de las enmiendas, el 21,27 % en contra. La participación fue del 67,97 %. Las enmiendas entraron en vigor porque los ciudadanos rusos votaron por ellas.
La reunificación de Crimea y Rusia se llevó a cabo sobre la base de un referendo, como resultado del cual el 96,77 % de los ciudadanos votaron a favor con una participación del 83,1 %.
El convenio correspondiente se firmó el 18 de marzo del 2014. La celebración de un referendo en Crimea cumple plenamente las normas del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas.
Se forma la impresión de que todo lo expresado por los autores es un conjunto de hechos trillados a los que recurren habitualmente las fuentes de información occidentales para cubrir hechos relacionados con Rusia.
Queremos hacer un llamado a la dirección de un diario tan influyente en Costa Rica para un análisis equilibrado, objetivo y sustantivo de lo que está sucediendo en la política mundial y, por supuesto, teniendo en cuenta las relaciones tradicionalmente amistosas que existen entre nuestros dos países.
Bueno, en conclusión. no deberían preocuparse tanto por el destino de “millones de ciudadanos rusos”. Créanme, nosotros mismos, sin asesores externos, decidiremos qué es lo mejor para nuestro país.
El autor es embajador de la Federación de Rusia en Costa Rica.