Costa Rica ha sido pionera en valerse de las energías limpias desde la creación del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) en los años cincuenta.
En esa época, comenzó la construcción de las primeras plantas hidroeléctricas de gran potencia. El problema surgió cuando, a finales de la década de los ochenta, el cambio climático obligó al ICE a utilizar plantas térmicas de búnker durante los meses secos del verano.
La introducción de plantas geotérmicas y eólicas como alternativas a las térmicas le tomó varios años de planificación, exploración y construcción. El fruto de ese largo y caro esfuerzo económico fue premiado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como país campeón en su lucha contra la crisis climática.
El que Costa Rica genere casi un 100 % de la electricidad con recursos renovables no quiere decir que el resto del planeta lo hará con la misma rapidez y entusiasmo.
Razones de la lentitud. La generación eléctrica llamada de base y que utiliza carbón, dominante en los países desarrollados como los Estados Unidos, los de Europa y China, será sustituida eficiente y económicamente solo por plantas geotérmicas, atómicas o de gas natural.
Nunca lo será por plantas solares, eólicas o de biomasa por razones de intermitencia, estacionalidad y potencia. Esto lo sabemos los ingenieros eléctricos del mundo, pero no los ambientalistas y utopistas del cambio climático.
El ICE mismo enfrenta la popularidad y entusiasmo por la energía solar distribuida con argumentos sobre la necesidad de construir plantas de soporte para cuando se reduce o atenúa la radiación solar en días lluviosos y nublados y, debido a ello, debe cobrar un canon a cada planta solar instalada por abonados privados.
El argumento ha desestimulado casi por completo el propósito fundamental del decreto del Ministerio de Ambiente y Energía mediante el cual se declaró de interés público para cumplir los Acuerdos de París.
Torpedeo a la descarbonización. Es irónico que Costa Rica gane un galardón mundial en generación eléctrica, pero a la vez el ICE se esfuerce por torpedear el proyecto de descarbonización de esta administración encareciendo con sus contratos todo proyecto de generación solar distribuida, aun aquellos en los cuales no hay interacción o vertidos de excedentes energéticos hacia la red pública.
Más preocupante aún es el hecho de que en su plan de expansión de generación eléctrica, el ICE no contemple para los próximos cuatro años la construcción de plantas con energías renovables a fin de reducir sus caras compras de electricidad en el mercado centroamericano durante la temporada seca de enero a mayo, conocida como los meses de alto costo marginal.
No coincide con el plan de descarbonización propuesto por Carlos Alvarado y está llevando al país a un mayor uso de combustibles fósiles, los cuales todavía constituyen el 70 % del consumo de energía nacional.
El autor es ingeniero.