En abril de 1910, el Valle Central de Costa Rica fue sacudido por una serie de temblores que alarmaron grandemente a la población de San José y Cartago, lo que coincidió con la espectacular visita del cometa Halley. Los movimientos telúricos, que se producían casi a diario, se asociaban con la actividad del volcán Irazú, lo que llevó a muchos a temer una catástrofe de gigantescas proporciones.
Cabe recordar que parte del macizo del Irazú se derrumbó, lo cual provocó especulaciones. En medio de ese ambiente de temor, la prensa costarricense –y en especial, su arista más sensacionalista– encontró terreno fértil para explotar el miedo popular con titulares alarmantes y noticias imprecisas de una relación intrínseca entre la actividad sísmica y la volcánica.
De tal suerte, surgió una aguda reacción desde el humor gráfico. Juan Cumplido de la Garza, reconocido artista visual mexicano residente en Costa Rica desde la década de 1890, publicó en el semanario De Todos Colores, en su número 166, correspondiente al 23 de abril de 1910, una caricatura titulada "El Irazú y San José, según la prensa escandalosa", que constituye una crítica mordaz al papel de la prensa en la creación de pánicos colectivos.
En términos visuales, esta caricatura no solo ilustra un hecho histórico de implicaciones socioculturales, sino que participa activamente en el debate público. Como señala la investigadora mexicana Fausta Gantús, la caricatura es, por un lado, una forma satírica simbólica de interpretación y construcción de la realidad y, por otra parte, una estrategia de acción –de personas y grupos– en las luchas por la producción y el control de imaginarios. En este caso, Cumplido apunta sus lápices y tintas contra el sensacionalismo.
En la imagen, observamos una representación del volcán Irazú arrojando vapor y rocas de diversos tamaños sobre una ciudad de San José con sus edificaciones emblemáticas colapsadas y numerosos personajes caricaturescos en carrera desenfrenada. La escena es exagerada a propósito, un recurso que el historiador del arte Ernst H. Gombrich, describió como esencial para la retórica visual de la caricatura: la exageración no pretende reflejar la realidad, sino desmontar sus distorsiones. En este caso, la distorsión principal es la de la prensa amarillista de la época, representada como un gigantesco loro –ave asociada con la charlatanería, según Manuel Álvarez Junco– que amplifica la erupción volcánica con un megáfono con un texto que dice “La prensa escandalosa”.
La inclusión del loro es significativa. ¿Por qué? En la gráfica humorística, el loro representa el "ruido vacío", la repetición mecánica del rumor, la incapacidad de discernir entre la razón y la sinrazón. El loro no informa; grita. No explica; escandaliza. Y en esa lógica, los habitantes vallecentralinos, reducidos a figuras disparatadas y grotescas, corren sin rumbo ni sentido, dominados por la histeria y el desconcierto provocados por la destrucción de su entorno.
Tal crítica, sin embargo, no niega la gravedad de los temblores y microsismos de abril de 1910, que presagiaban una gran catástrofe, como a la postre ocurriría el 4 de mayo de 1910 con el terremoto que reduciría a sus cimientos la vetusta ciudad de Cartago.
Lo que denuncia Cumplido –quien no se andaba por las ramas– es la irresponsabilidad del discurso sensacionalista, que, en lugar de informar con claridad y veracidad, alimenta la confusión con titulares y noticias apocalípticas. Su caricatura, entonces, se convierte no solo en opinión sino también en un documento visual que permite comprender cómo los medios pueden exacerbar el miedo colectivo, y cómo el humor gráfico puede servir como contrapeso crítico ante esos excesos.
Hoy, más de un siglo después, esta imagen nos sigue interpelando con su poderosa vigencia. En tiempos donde la desinformación y las noticias falsas o fake news pueden circular más rápido que nunca por redes sociales y plataformas digitales, la fisga de Juan Cumplido resuena con fuerza: frente a la catástrofe, necesitamos prensa responsable, no loros con megáfono.
guiller.bt70@gmail.com
Guillermo A. Brenes Tencio es historiador.
