El éxito turístico de Costa Rica no es fruto de la casualidad, sino de ventajas competitivas generadas durante décadas mediante decisiones acertadas y acciones proactivas. Con los años, logramos convertirnos en un destino de alto valor porque ofrecemos una calidad alta. Mantener esa posición competitiva hacia delante también requiere estrategia y ejecución.
La Cámara Nacional de Turismo (Canatur) presentó recientemente su propuesta de Estrategia Nacional de Turismo para los próximos 10 años llamada Turismo con Propósito. Plantea una visión clara que permite priorizar los esfuerzos compartidos hacia un objetivo común: fortalecer nuestra competitividad turística para producir bienestar. Cubre desde la coordinación interinstitucional hasta el mejor aprovechamiento del mar y la gastronomía.
Medio millón de costarricenses trabajan directa o indirectamente en la actividad turística, principalmente mipymes. Es probablemente la industria más encadenada del país y, sin duda, la más diversificada geográficamente. El Índice de Progreso Social (IPS) muestra el impacto positivo en los 33 destinos turísticos, muchos de los cuales están en zonas rurales socialmente vulnerables. Su característica transversal la hace absolutamente estratégica para Costa Rica y, por lo tanto, amerita cuidar tanto el producto como el precio.
Respecto al producto, la esencia del “pura vida” –estar en paz entre nosotros mismos y con la naturaleza– sigue siendo lo que enamora a nuestros visitantes, la mitad de los cuales viene referido por familiares o amigos.
Por ello, más allá de la excelente promoción que hace el ICT, el factor principal de nuestra competitividad sigue siendo la calidad de la experiencia del visitante. Cuando esta se deteriora por caos vial, inseguridad, descuidar la imagen ambiental o el irrespeto en el trato mutuo, se desvalorizan el producto y la reputación que tanto ha costado construir.
Respecto al precio, la abrupta y sostenida apreciación del colón daña a la industria doblemente. Presiona el flujo de caja de una cadena de valor que recién readecuó deudas durante la “temporada cero” de pandemia (lo cual provoca postergar inversiones, mantenimiento y contrataciones en detrimento del producto). Además, hace la experiencia más cara para el visitante en relación con otros destinos que compiten por el mismo mercado que Costa Rica.
Cuando la calidad del producto baja y el precio sube, se pierde competitividad. En el último año, la visitación a Costa Rica ha bajado 2%. Parece poco, pero en el mismo periodo, el turismo mundial ha crecido 5%, por lo que la diferencia representa un costo de oportunidad enorme. En contraste, México, República Dominicana, Colombia y Guatemala están en su mejor año histórico.
Preocupa la falta de acciones concretas del Estado para compensar el impacto de la apreciación del colón en el turismo y demás sectores exportadores, fundamentales para el empleo en áreas rurales. El gobierno insiste que el tipo de cambio es resorte del Banco Central y el Banco Central indica que los perdedores con el tipo de cambio deben solicitar políticas públicas mitigadoras al gobierno.
Mientras se pasan la pelota, la economía interna lleva dos años en desaceleración y el crecimiento del PIB del régimen definitivo para 2025 se ha revisado a la baja tres veces seguidas. El BCCR pospone la fecha proyectada para alcanzar la inflación meta en cada uno de sus Informes de Política Monetaria desde octubre de 2023; en el último –en octubre–, volvió a pasar la proyección ¡al segundo trimestre de 2027! Entretanto, el turismo perdió 22.000 empleos con un tipo de cambio demoledor.
¿Cómo salimos de esto?
1) Los ciudadanos debemos apoyar la actividad turística sostenible y ordenada porque distribuye prosperidad como ninguna otra industria (y, curiosamente, todos somos parte del producto).
2) Los próximos gobiernos deben enfocar políticas públicas en las áreas prioritarias del clima de negocios indicadas en la Estrategia Nacional de Turismo propuesta.
3) En lo inmediato, el Banco Central debe adoptar una postura más expansiva para estimular la economía, empezando por reducir más la tasa de política monetaria en diciembre.
José Martí Jiménez es el presidente de Canatur.