
Cuán lejos estábamos de imaginar, hará unos 15 años, que el placer de leer el diario extendido en la mesa al desayuno, o doblado en el bus rumbo al trabajo, se convertiría en la ojeada autómata de una masa absorta en la pantalla de un celular. O que el vocear de las noticias en cada esquina se disiparía y haría del pregonero urbano una especie en extinción.
Con el advenimiento de la tecnología digital, se creía que el periodismo de papel firmaría su sentencia de muerte. No obstante, el presagio no se ha cumplido. Ni se cumplirá. Los diarios de papel, como los libros tradicionales, seguirán existiendo. Del linotipo a los sistemas de impresión offset en las rotativas, los periódicos de papel son testimonios que desafían las convenciones del tiempo.
Cada vez que alguien abre “periódicos viejos” en la Biblioteca Nacional, la actualidad vuelve a palpitar en las páginas de un tesoro invaluable en la hemeroteca, donde reposan los diarios nacionales, desde el Noticioso Universal (1833) a los heraldos de nuestros días.
Hace más de tres años, releyendo en ese lugar crónicas deportivas antiguas con el periodista e historiador José Antonio Pastor, le comenté: “¿Qué tal si lanzamos un programa audiovisual de entrevistas sobre personajes, hechos y monumentos plasmados en estas páginas de papel, supuestamente dormidas?”.
Nuestra propuesta contó, desde el principio, con el beneplácito de doña Laura Rodríguez Amador, directora general de la institución, y el 2 de junio de 2022 estrenamos Páginas Vivas. Con la conducción del suscrito, cada entrevista se ilustra con archivos de titulares y fotografías del tema. En pantalla, el diálogo se alterna con la aparición de las planas de los periódicos y genera una dinámica sencilla pero significativa.
Flor Quesada, Christian Arce, Rosemary Pacheco y Vanessa Brenes conforman el “staff televisivo”. Con instrumentos técnicos limitados, estos bibliotecarios saben crear luz y sonido en la hemeroteca. En la edición y posproducción, suma el concurso de jóvenes estudiantes del Trabajo Comunal Universitario.
Hasta ahora se han emitido 125 programas semanales. La colección se puede disfrutar en las redes de la Biblioteca Nacional, en Facebook y YouTube. Es una realización en la que ponemos el mejor esfuerzo y también nos divertimos, pues no faltan furcios ni metidas de pata, gajes del oficio que nuestros entrevistados –y el público– saben disimular.
La generosidad de las personas invitadas a Páginas Vivas es decisiva. Carlos Guzmán, Álvaro Esquivel, Guadalupe Urbina, Fernando Castro, Constantino Urcuyo, Elizabeth Odio, Ana María Botey, Carlos Cortés, Mario Zaldívar, Alfredo González, Olga Marta Mesén… Imposible mencionarlas a todas. Recordemos la participación de la señora Cynthia Telles, exembajadora de Estados Unidos en Costa Rica, a raíz de que, en marzo de 1963, con diez años de edad, ella vivía aquí con su padre, el embajador Raymond Telles. Esa vez, doña Cynthia reveló lo siguiente: “Conocí en persona al presidente Kennedy en nuestra residencia en Santa Ana, pues mi padre y él eran grandes amigos. Meses después de su visita a Costa Rica, lo asesinaron en Dallas (22/11/63)”.
Conmovida, agrega: “Aquel día, papá atendió una llamada telefónica del Gobierno estadounidense. Colgó el auricular y, en silencio, subió a un pequeño ático de la casa. Era su estudio privado, donde nadie podía importunarlo. Mas, pese a esa prohibición expresa, yo atendí un llamado del corazón. Ascendí sigilosamente y, desde la puerta entreabierta, lo vi llorar. Por su entrañable amigo, por Estados Unidos, por Costa Rica, por la humanidad…”.
Giran las rotativas “y el mundo sigue andando”. Pronto se estrenará el episodio del primer aviador costarricense. Su nieto –no decimos quién es para mantener la expectativa–narra en Páginas Vivas cómo su intrépido abuelo voló desde Los Chiles con un difunto en el asiento del copiloto. Puro realismo mágico, ¿verdad? Sin embargo, así ocurrió. Y si no me creen, espérenlo y verán.
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Roberto García H. es periodista.
