La investigación que realiza el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica, instituto de investigación de la Universidad Nacional (Ovsicori-UNA), con fondos del FEES, está orientada a contribuir a tener un país cada vez más seguro y resiliente a eventos tectónicos. Es necesario saber a qué nos enfrentamos y dónde para la planificación del desarrollo.
Identificar las fuentes sísmicas, su potencial y períodos de retorno provee información de gran valor nacional. Por ejemplo, todo el trabajo realizado por el Ovsicori-UNA para la anticipación del terremoto de Nicoya del 5 de setiembre del 2012 promovió la organización comunal, la acción de instituciones junto con la Comisión Nacional de Emergencia y la inversión de la cooperación internacional por medio de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) en la preparación de la población para ese inminente terremoto.
A raíz de las investigaciones científicas del Ovsicori-UNA, los puentes de la Carretera Interamericana en el norte fueron reforzados estructuralmente antes del terremoto, y en el 2001 la Comisión Permanente del Código Sísmico reconoció el potencial sísmico de la península de Nicoya y actualizó el código para mitigar la amenaza.
A pesar de que el terremoto de Nicoya tuvo una magnitud de 7,6, no causó ninguna muerte directa y los daños fueron tan pocos que casi no tuvo cobertura de la prensa mundial. La reducción en las pérdidas puede ser cuantificable; sin embargo, la salvaguarda de vidas gracias a la anticipación es invaluable.
Para las investigaciones sismológicas, el Ovsicori-UNA opera una de las redes de control geodinámico más densas del planeta, y por eso la población recibe, con mucha prontitud, el informe sobre la ubicación, magnitud y profundidad de cada sismo que ocurre en el país.
El registro y ubicación de la sismicidad provistos por el Ovsicori-UNA permitió crear un catálogo de sismicidad con más de 200.000 sismos detectados en casi cuatro décadas.
Durante los últimos años, con la ampliación de la red sismológica, el Ovsicori-UNA reporta más de 1.000 sismos al mes. Ese catálogo es fundamental para el análisis de la amenaza sísmica en todas las regiones del país.
En pocas semanas, el Ovsicori-UNA pondrá a disposición de la población una aplicación para la alerta temprana de terremotos, que ayudará a personas e instituciones a conocer, hasta con 40 segundos de anticipación, cuando percibirá las ondas producto de un sismo fuerte que se inició en alguna otra parte del país.
Este sistema de alerta temprana de terremotos servirá para que la población busque refugio anticipadamente, que las estaciones de bomberos y Cruz Roja abran sus portones, comenzar procesos para el corte del flujo de hidrocarburos e interrumpir procesos quirúrgicos, entre otras acciones. Es otro claro ejemplo de cómo la investigación científica en las universidades públicas contribuye a tener una población más segura.
La investigación vulcanológica que lleva a cabo el Ovsicori-UNA se fundamenta en todas las metodologías de vigilancia volcánica aplicadas en el mundo. Coadyuva a conocer la evolución de los procesos volcánicos que podrían culminar en erupciones y poder anticipar sus efectos.
El fin último es salvaguardar la vida humana y animal y la infraestructura. Como todos los volcanes son parques nacionales, el trabajo de monitoreo del Ovsicori-UNA es fundamental para el Sistema Nacional de Parques Nacionales (Sinac) del Ministerio de Ambiente, para la Comisión Nacional de Emergencias y el Ministerio de Turismo.
Los reportes de erupciones volcánicas que emite el Ovsicori-UNA son también fundamentales para la Oficina de Aviación Civil, pues les permite evaluar cambios de rutas de aviones y hasta cerrar aeropuertos cuando se corre el riesgo de que la ceniza volcánica afecte sus operaciones.
Cuando se inició el deslizamiento en la cima del volcán Irazú, que amenazaba una gran cantidad de torres y antenas de telecomunicación, inmediatamente, el Ovsicori-UNA procedió a instalar una red de instrumentación para el monitoreo. Además, brindó reportes y asesoría constante al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, a la Comisión Nacional, al Parque Nacional Volcán Irazú y a todas las empresas privadas involucradas.
Fue así como nuestro monitoreo y asesoría facilitó no solo el desmantelamiento de las torres de forma segura y la consecuente reducción de una gran cantidad de pérdidas potenciales, sino también la anticipación acertada, con decenas de horas de antelación, del mayor colapso ocurrido, hasta ahora, de ese deslizamiento.
No querer reconocer estas contribuciones a la investigación científica que se realiza en las universidades públicas, ni el asesoramiento técnico que damos académicos de las universidades públicas a todos los ministerios e instituciones autónomas del Estado es una mezquindad del Poder Ejecutivo.
El autor es director del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica.