En su artículo «La verdadera China» (14/4/2021), el embajador Tang Heng indica que el desarrollo de su país no apunta a nadie ni busca sobrepasar o sustituir a nadie. Sin embargo, China quiere ser líder mundial en inteligencia artificial, robótica y la industria farmacéutica y, para ello, diseñó el plan Made in China 2025.
Menciona también que su gobierno garantiza a los residentes de Hong Kong el disfrute de acuerdo con la ley de derechos democráticos y libertades sin precedentes. La Ley de la República Popular China sobre salvaguardar la seguridad nacional en la región administrativa especial de Hong Kong, desde su aprobación en el 2020, endureció los controles y castiga a los manifestantes con penas que incluyen prisión de por vida y prevé sanciones para las actividades consideradas subversivas, de secesión, terroristas y de colusión con fuerzas extranjeras.
La ley ha tenido consecuencias funestas, económicas y comerciales, no solo para el territorio hongkonés, sino también para China continental.
Al rescindir el estatus de región administrativa especial, Estados Unidos suspendió la categoría de territorio autónomo, debido al riesgo de que se desvíe tecnología «sensible» hacia las autoridades chinas.
Si la misión del Partido Comunista Chino (PCCh) es procurar la felicidad del pueblo y la revitalización de la nación, quizás la felicidad del PCCh no sea la que en Occidente utilizamos ante la impaciencia de los tiempos que corren y la poca tolerancia a la adversidad. Es necesario arriesgar, luchar y considerar que el camino a la felicidad desde el punto de vista del PCCh dista de ser similar al occidental.
Los ciudadanos chinos no son felices a nuestra manera, pero tampoco les preocupa, y es que ser feliz no es una tarea fácil, más aún cuando se marca como un objetivo: alcanzar una meta.
Desearía que muchas de las noticias internacionales fueran fake news y que China sostuviera en alto la bandera de la paz, con el propósito de evitar la invasión otra vez del espacio aéreo y marítimo de Taiwán. Otros conflictos geopolíticos de gran trascendencia continúan ocurriendo en el mar de China Oriental y en el mar de China Meridional.
De acuerdo con Human Rights Watch, las autoridades chinas comenten crímenes contra los poblados en la región de Xinjiang, abusos contra los uigures y otras minorías túrquicas. La soberanía de las islas artificiales que China ha construido en el mar de China Meridional, con gran valor geoestratégico y económico nunca se ha aclarado del todo.
La verdadera naturaleza de una propuesta de enorme expansión económica e influencia política, que los promotores chinos califican de juego de suma positiva mayor que cero, enfoque de ganar-ganar, como lo define Xi Jinping, implica incrementar la influencia de China a escala global.
Respecto a que todos ganan, hay mucho que hace dudar de sus buenas intenciones. Parecería que la mayoría de los gobiernos de países vecinos de China, en Asia central y el sudeste asiático, están satisfechos con la asociación en las obras que están en operación o algunas ya terminadas dentro del esquema de La Franja y la Ruta.
La práctica común en acuerdos de inversiones públicas en infraestructura que ha seguido el gobierno chino es mediante arreglos directos con autoridades del país socio y sin que se publiciten los contratos; ese fue el caso en Asia y África.
Aunque la política de conectividad de China con Asia central y el sudeste asiático surgió a principios del siglo, evidentemente la iniciativa es consustancial a la llegada de Xi Jinping a la jefatura del partido comunista y del Estado, y también se vincula con su ambición de colocar al país como potencia mundial, reconocida como tal por otras.
Conforme a la retórica actual, China busca proyectar su influencia en todos los campos y, a escala global, con el principio de cooperación benéfica para todas las partes: ganar-ganar; sin embargo la ambición de China es proyectar su poderío económico, militar, político y cultural internacionalmente.
Es evidente que olvidó los consejos de Mao Zedong de nunca buscar la hegemonía y de Deng Xiaoping, de ocultar capacidades.
La autora es catedrática en la UNA.