
FIRMAS PRESS.- A propósito de la orden girada este jueves por una jueza federal de Estados Unidos para suspender durante dos semanas las construcciones en un centro de detención de migrantes en Florida conocido como Alcatraz de los caimanes, bien vale repasar el cúmulo de arbitrariedades que allí se cometen.
Los flagelos infligidos a los inmigrantes confinados en este tristemente célebre centro de detención parecen tan interminables como los humedales de los Everglades, donde se ha construido la polémica prisión.
Si bien el lugar seguirá albergando a inmigrantes detenidos, no podrá hacer nuevas obras mientras se tramita una demanda interpuesta por grupos ecologistas. Estos argumentan que las instalaciones ponen en riesgo el delicado ecosistema de los Everglades y afirman que se construyeron sin realizar estudios de impacto ambiental.
Lo cierto es que los detenidos, sus familiares y abogados han denunciado en numerosas ocasiones violaciones de los derechos humanos de los inmigrantes allí encerrados.
Las unidades donde viven parecen jaulas; el lugar está plagado de mosquitos y otros insectos; el recinto es insalubre y está hacinado; hay escasez de alimentos y no se da tratamiento médico a los que padecen de enfermedades crónicas. También han denunciado que todo el tiempo se proyectan luces fluorescentes sobre los recluidos.
El término Alcatraz hace referencia a la prisión en una pequeña isla de la bahía de San Francisco, en California, que cerró en marzo de 1963 y de la que se decía que era imposible escapar.
Desde que regresó a la presidencia el pasado enero, Donald Trump ha lanzado una agresiva campaña de redadas, detenciones y deportaciones de inmigrantes indocumentados, una campaña que ha creado un clima de terror entre la comunidad inmigrante de Estados Unidos.
Los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) utilizan la perfilación racial en sus operaciones, y en las redadas también han sido detenidas –por error, sostienen las autoridades– personas que tienen estancia legal en el país.
El Alcatraz de los caimanes forma parte de esa campaña para aterrorizar a los inmigrantes y hacer que muchos regresen a sus países natales. El pasado 25 de junio, Trump visitó el centro y no escatimó burlas crueles. Dijo, por ejemplo, que los detenidos tendrán “muchos policías bajo la forma de caimanes”. También comentó que enseñarían a los reclusos cómo escapar de los reptiles si se fugan de la prisión. “No corran en línea recta, corran así”, indicó, moviendo la mano en zigzag.
Hasta hace dos semanas, había en el Alcatraz de los caimanes un total de 14 mexicanos detenidos. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, exigió que todos fueran deportados inmediatamente a su país, y dijo que su gobierno trataba de determinar si estaban sufriendo violaciones de sus derechos humanos, para apoyar a sus familiares en la presentación de las denuncias pertinentes.
Lo mismo debe exigirse para todos los aprehendidos en ese centro infame e insalubre, construido sobre una pista de aterrizaje en medio de pantanos plagados por caimanes, en un ambiente de calor insoportable y vulnerable a inundaciones inesperadas.
El hecho de que miles de personas en todo el país sean tratadas de manera abusiva –y algunos detenidos ni siquiera están en una situación migratoria irregular– es intolerable. Y es, además, un aviso de lo que podemos esperar de un gobierno que no duda en sembrar el pánico entre inmigrantes indocumentados y también entre muchos otros que tienen en regla todos sus documentos migratorios pero son de origen hispano. La pregunta es: ¿cuál será el próximo atropello?
Más allá de suspender temporalmente la construcción de nuevos espacios en este infausto centro, el Alcatraz de los caimanes debe ser cerrado.
Los inmigrantes indocumentados deben ser analizados caso por caso, con humanidad y respeto a sus derechos, no confinados en una cárcel pavorosa en medio de los Everglades.
alende4@gmail.com
Andrés Hernández Alende es un escritor y periodista radicado en Miami. Sus novelas más recientes son 'El ocaso‘ y 'La espada macedonia‘, publicadas por Mundiediciones.