Twitter saltó a la palestra tras la compra de la plataforma por Elon Musk. Desde entonces, múltiples cambios se han producido en las últimas horas. Vale preguntar si será un avance o un retroceso para la creciente violencia, especialmente contra las mujeres y otros grupos, así como del abuso del derecho, en muchos casos, de ejecutores escudados por la impunidad, por ejemplo, los troles.
La toma de control de la compañía implicó cambios acelerados: el despido de la mitad de la planilla, la renuncia de directores en áreas claves como seguridad, privacidad y cumplimiento, y la partida de grandes patrocinadores —como General Motors y Mondelez— dada la incertidumbre de las políticas de moderación y contención del nuevo jerarca, quien hace gala de su visión absolutista de la libertad de expresión.
Twitter se caracteriza por ser una de las más poderosas plataformas del mundo, de las más influyentes gracias a su fácil uso y a que permite que las personas se expresen y dialoguen de una manera sencilla y directa. La plataforma, empero, ha sido utilizada para incrementar la violencia y la intolerancia, para difundir noticias falsas y desinformación, y para la manipulación mediante algoritmos de agendas políticas; de ahí la necesidad de mecanismos de contención y moderación.
Costa Rica podría convertirse en un laboratorio de estudio y creación de buenas prácticas en materia de combate de la violencia de género, área en la que estudios muestran cómo esta plataforma se había convertido en extremo tóxica para las mujeres con liderazgo, entre otras, políticas, periodistas, blogueras y escritoras. (Amnistía Internacional, #ToxicTwitter 2018). Otro estudio realizado en Australia en el 2021 determinó que los datos de Twitter (big data) podrían convertirse en una herramienta de localización y prevención de violencia intrafamiliar.
Qué interesante proponer una alianza entre Twitter y el Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres del Poder Judicial, al que podrían sumarse el TSE y el Colegio de Periodistas como observadores de la violencia por internet, y de ahí generar prácticas preventivas y legislación de avanzada contra este flagelo, y que pueda replicarse en otros países.
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