La condición de país excepcional se pierde frente a nuestros ojos, según revelan los indicadores de la OCDE. Hay deterioro en educación, salud, seguridad, democracia, libertades y, como si fuera poco, en ambiente. Este último indicador se agrava cuando el director del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) le indica al viceministro de Ambiente que el presupuesto aprobado reduce en un 38% lo que la institución requiere, hecho que la coloca a las puertas de un cierre técnico.
Costa Rica fue pionera cuando decidió proteger el 25% de nuestro territorio y convertirlo en parques nacionales y zonas de conservación, verdaderas joyas que están en peligro de verse seriamente afectadas debido a la falta de recursos.
Las paupérrimas condiciones en las que labora nuestra fuerza de guardaparques, héroes y heroínas de la protección, evidencia el bajo compromiso gubernamental.
Con 400 plazas, salvaguardan 13.031,87 km² de terrenos y 165.022,21 km² de su área marina. Imposible hacerlo sin equipos ni medios de comunicación, ni de protección adecuados. En palabras de un guardaparque, “cada funcionario hace su propio equipo: lámparas, jackets, botas”, mientras el gobierno irrespeta las leyes laborales. Cada quien ve cómo se cuida; no hay pago de horas extra y, sin armas de largo alcance ni chalecos antibalas, debe hacerle frente al narcotráfico, que aprovecha nuestros parques para convertirlos en bodegas de droga y rutas de escape. Y el convenio con el Ministerio de Seguridad se venció. ¡Sin palabras!
Perder el Sinac es perder a quienes resguardan nuestra maravillosa biodiversidad, un orgullo nacional y, además, “la gallina de los huevos de oro” y el sustento de pequeños y medianos emprendimientos rurales, dado el gran atractivo que los parques tienen para el turismo. Implica, además, dejar nuestros más bellos territorios a merced del narcotráfico y, más grave aún, nos expone a perder nuestros ecosistemas de protección del más importante de los recursos: el agua.
¿Cómo pasará este gobierno a la historia cuando vemos construcciones ilegales en zonas protegidas, el ridículo de trasladar la Academia de Guardacostas a Pococí, la falta de apoyo del Ministerio de Seguridad Pública y un presupuesto que supone el cierre técnico de nuestra última línea de defensa al patrimonio ambiental? ¡Despertemos!
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Nuria Marín Raventós es politóloga.