El abultado resultado en las primarias de Wisconsin en favor de Ted Cruz, más allá de los delegados en juego, podría ser un síntoma de problemas mayores para la candidatura de Donald Trump. Hay quienes afirman que podría tratarse de un punto de inflexión. Creo prematura tal afirmación.
El ascenso de Trump es el resultado del uso de una marca conocida asociada al éxito empresarial, una fuerte retórica rayando en el populismo en temas dulces al oído de diversos nichos de electores y un sacar provecho del descontento hacia la política. Una peligrosa apuesta que se le podría revertir.
Resultan reveladoras las encuestas de salida de Wisconsin cuando un 35% de los entrevistados dijeron estar asustados, otro 20% preocupados por Trump y un 30% aseguraron que jamás votarían por él.
Otro síntoma de erosión es que, tratándose de personas con escolaridad secundaria o menos, Cruz empató con Trump, gran logro para él por tratarse de un importante grupo de la base electoral del magnate. Interesante es también que la experiencia política, antes satanizada por un electorado enojado o a disgusto con la política, ha comenzado a tenerse como una variable que considerar.
Cruz está aglutinando el frente de oposición a Trump, un grupo cada vez más alarmado y preocupado por el país, por las heridas y consecuencias de una campaña peligrosamente sustentada en el odio y la xenofobia, entre otros, contra los inmigrantes y los musulmanes.
Las heridas más profundas, sin embargo, son aquellas infligidas contra las mujeres. Trump es percibido como un peligroso misógino, que en el pasado presumía de sus conquistas, valoraba y calificaba a las mujeres por su aspecto físico y competía por tener la esposa más sexy. Ahora, como candidato, no ha dudado en utilizar degradantes peyorativos contra sus opositoras, periodistas e incluso contra la esposa de su oponente, Heidi Cruz.
El descontento es creciente, en tanto en octubre el 57% de las mujeres tenían una opinión desfavorable de Trump, en las últimas semanas subió a un 75%. La pregunta por hacer es: ¿Qué pasará con ese restante 25% cuando emita su voto?
Hoy, la mujer con más deseos de que Trump sea el candidato republicano es Hillary Clinton, sabedora de que es el más vulnerable entre todos sus posibles contrincantes en la nacional. Paradójicamente, este, que ha sido su talón de Aquiles en el pasado, le permitirá lograr algo que toda candidata aspira: el voto de una contundente mayoría de mujeres.
Nuria Marín Raventós es licenciada en Derecho por la Universidad de Costa Rica y máster en Artes Liberales por Harvard University. Es cofundadora y vicepresidenta del grupo empresarial Álvarez y Marín Corporación.