Columnistas

Tres hombres encarnan a la Europa que supo ver lejos

Ellos, que creyeron con la misma pasión en el socialismo y en la democracia, encarnan a la Europa que supo ver hacia los parajes más oscuros del mundo, hacia la miseria, la opresión y la violencia

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La última vez que estuve en Estocolmo me detuve frente a las carteleras del Grand Cinema en la Sveavägen, una de las calles principales de la ciudad. La noche del viernes 28 de febrero de 1986, Olof Palme había venido en el metro desde su casa, sin guardaespaldas, acompañado por su esposa Lisbeth, para ver la película Los hermanos Mozart, de la directora sueca Suzanne Osten. Es algo que solía hacer: salir a las calles en plan familiar, sin protección alguna, a pesar de su cargo de primer ministro. Cuando volvían a pie al salir del cine, en el cruce de la Sveavägen con la Tunnelgatan, un hombre salió de la oscuridad, se acercó por detrás y le disparó a Palme, quien cayó mortalmente herido en la acera.








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