Acabo de terminar de leer los tres volúmenes de la obra de Laurentino Gomes sobre el tráfico de esclavos y la esclavitud en Brasil y América, publicados para coincidir con el bicentenario de la Independencia de Brasil, en el 2022, y quedé impactado por la profundidad del contenido y la forma de narrarlo.
Arroja información sobre la importancia que tuvo para la economía mundial y la formación de Brasil, y su incidencia sobre toda la región del Caribe y el sur de los Estados Unidos.
Contenidos que son omitidos o señalados tangencialmente en la historia que se imparte en nuestros colegios, y se deja de lado la relevancia que Brasil tiene para toda la región, ya que posee 8,3 millones de los 20 millones de kilómetros cuadrados que conforman Latinoamérica y 216 millones de los 640 millones de habitantes.
El producto interno bruto de Brasil equivale a un tercio del que produce la toda la región, en el continente más desigual del mundo, solo superado en desigualdad, en todo el planeta, por Catar.
Pienso que debe estimularse la traducción al español del libro para conocimiento de los profesionales, pero, en lo inmediato, es necesaria una síntesis para ser utilizada en la formación de los futuros profesionales.
Estamos en una región cuyas fortalezas son, ante todo, geopolíticas y ambientales, y las debilidades para el desarrollo se centran alrededor de la exclusión social de amplias mayorías, cuyo origen es preciso conocer para enfrentarlas con entereza y operar sobre la realidad regional y continental.
Simple y didáctico
En cuanto a la forma, los textos, que obedecen a una profunda investigación histórica en fuentes de doce países en tres continentes, tienen una gran fluidez y soltura gracias a la formación y práctica periodística del autor, que transforma lo complejo en simple y sumamente didáctico.
El primer volumen se centra en África y cubre un período de aproximadamente 250 años, “entre el inicio de las incursiones y capturas de esclavos por los portugueses en la costa de África, desde mediados del siglo XV hasta finales del siglo XVII”.
Aporta, asimismo, información sobre la esclavitud en otros períodos de la historia de la humanidad y en la propia África antes de la llegada de los portugueses.
El segundo volumen se concentra en el siglo XVIII y resalta la repercusión que tuvo para el tráfico de esclavos el descubrimiento de minas de oro y diamantes en Brasil y la proliferación del cultivo de caña de azúcar, arroz, tabaco, algodón y otros trabajos que demandaban el uso de mano de obra cautiva como el café. En un período de apenas 100 años, 6 millones de personas fueron traficadas de África para América.
El tercer volumen lo dedica al movimiento abolicionista, al inmenso tráfico ilegal de cautivos, al menos desde el punto de vista legal y su legado hasta los días actuales. Experiencias únicas sobre cómo fue posible transformar un sistema económico fuertemente arraigado y las secuelas que ha dejado hasta el presente.
Cada uno de estos tomos, de más de 500 páginas, aporta una visión esclarecedora de la historia brasileña y americana, esencial para entender el proceso de formación de riqueza y las implicaciones que tuvo sobre la estructuración de los sistemas políticos y culturas nacionales.
Del primer volumen, citaré dos aspectos claves para esclarecer este proceso: la contradicción entre dos metas de la colonización portuguesa, tales como catequizar a la luz del Evangelio en el perdón y la misericordia para incorporar a los infieles ya convertidos al rebaño de la Iglesia católica; y la segunda misión, íntimamente ligada a la primera, sería extraer el mayor número posible de esclavos para llevarlos a otro lado del Atlántico. Prevaleció, como era de suponerse, la segunda, a costa de la primera.
Detalles
El libro detalla de dónde procedían los esclavos, quiénes los traficaban, cuáles eran las tasas de mortalidad en cada una de las fases de transporte y el promedio de vida de un ser humano esclavizado, que en 1872 era apenas de 18,3 años, cuando la media de la población era de 27,4 años.
Los portugueses y brasileños se destacan en la lista de traficantes responsables del transporte de 5,8 millones de seres humanos, casi la mitad de los 12,5 millones de cautivos comercializados. Como señala el autor, en el siglo XVII quien controlaba el aprovisionamiento de esclavos por el Atlántico era igualmente el dueño del mundo, “por la misma razón por la cual hoy se mata y se muere en la pelea por los campos de petróleo”.
Quizás una de las aportaciones más significativas de este gran estudio es la comprensión de la realidad brasileña y caribeña, y el papel preponderante que tuvieron lo africanos en la población y la generación de riqueza frente al reducido porcentaje los portugueses y europeos en la colonización de la zona costera durante los primeros siglos.
Como en este proceso se gestaron las bases de la exclusión social ahí donde predomina la llamada economía del Caribe, deben ser revertidas para alcanzar el desarrollo sostenible en el siglo XXI.
El autor es sociólogo.