Cuando uno piensa que ya ha visto todas las chambonadas posibles en materia de obra pública, este gobierno demuestra una inquietante capacidad para superarse.
En una columna anterior (11-10-2024) hablamos sobre los horribles acabados y los múltiples detalles que quedaron pendientes en el túnel que forma parte del último tramo de Circunvalación norte, donde el tiempo parece haberse detenido en la época de las catacumbas.
Sin embargo, una nueva genialidad amenaza con opacar la extravagancia del dichoso túnel. Se trata de las inverosímiles rotondas con las que esta administración decidió sustituir 12 pasos elevados previstos para la ruta 32, ante su incapacidad para agilizar las expropiaciones requeridas.
Un informe del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) confirmó técnicamente muchas de las preocupaciones que saltaron cuando se anunció la idea y que aumentaron conforme las obras avanzaban.
Según los especialistas, varias de estas rotondas son deficientes y peligrosas. Sus diseños, según advierten, propician el exceso de velocidad, la invasión de carriles por parte de vehículos pesados y un riesgo general de accidentes.
Dos accidentes protagonizados por tráileres, en menos de una semana, demostraron en la práctica los señalamientos del Laboratorio.
Además, no cabe duda de que el buen gusto y el sentido común brillaron por su ausencia en este proyecto. Al observar la peculiar forma ovalada de la “rotonda” de La Unión de Pococí es inevitable preguntarse: ¿realmente, esto es lo mejor que se pudo hacer?
Llegar a ese punto es como ingresar a un mundo bizarro, donde se intersecan en forma grotesca una carretera de alta velocidad y un deformado intercambio donde es necesario accionar el freno para evitar accidentes.
Es vergonzoso, pero también imperdonable, que tal derroche de chapucería se haya vertido sobre una ruta estratégica por donde pasa la mayoría de las exportaciones e importaciones del país, así como gran cantidad de turistas.
Muchos años han esperado los costarricenses para que se complete la ampliación de la ruta 32 y ahora resulta que, en un arranque de improvisación, se están gastando millones de colones en un parche que genera peligro.
Este es el resultado que se obtiene cuando se juntan la incapacidad y el cálculo político, porque estas rotondas no solo están impregnadas de errores, sino también del hedor que emana cuando el interés electoral presiona para dejar de lado la calidad a cambio de mostrar obra, a como sea.