FIRMAS PRESS.- Volodímir Zelenski ha salido de ronda por los parlamentos de la OTAN. Una de las primeras visitas virtuales fue, por supuesto, al “amigo americano”. Utilizó un video y habló de Pearl Harbor, ese vil ataque por sorpresa a una base naval estadounidense.
Todas las personas en Estados Unidos saben que el “día de la infamia” fue cuando Japón intentó destruir la flota estadounidense anclada en Hawái sin previa declaración de guerra.
En Ucrania, los blancos han sido civiles. Los agresores han sido mucho peores. Más traidores y arteros. Eligieron destruir el espíritu de resistencia de los ucranianos. Afortunadamente, no lo han logrado. Vladímir Putin ha conseguido lo contrario: reafirmar el nacionalismo de Ucrania.
En el Reino Unido, Zelenski se refirió al emocionante discurso de Winston Churchill de 1940 ante el Parlamento británico, sobre nunca rendirse ante los nazis (ni ante nadie).
En Francia, se retrotrajo a la revolución de 1789, cuando los franceses suscribieron el lema tricéfalo: libertad, igualdad y fraternidad. En el Vaticano, le pidió al Papa que orara por el pueblo ucraniano e intercediera ante Putin para que detuviera la agresión. Naturalmente, lo invitó a visitar su país cuanto antes. En Italia, reiteró su solicitud de más sanciones financieras y más armas. El argumento de Zelenski es irrebatible: Ucrania es el banco de prueba. Si los europeos libres no son capaces de detener la agresión, Rusia seguirá conquistando países.
Jardín de espinas
En España, tuvo el primer tropiezo, aunque pequeño. Hasta llegar al Parlamento español había observado la primera regla del “buen pedir”: siempre solicita algo que te puedan dar y utiliza argumentos de apoyo obvios.
No tuvo en cuenta que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había utilizado la invasión a Ucrania por parte de Rusia para separarse, de hecho, de la influencia malvada de Unidas Podemos, en un asunto muy sensible, especialmente, para quienes cobran de RT —televisión estatal rusa—, como se alega de Pablo Iglesias, quien fuera, hasta hace pocas semanas, vicepresidente del gobierno de coalición.
Zelenski comenzó por establecer un nexo espiritual, sin mencionarlo, entre el bando de Franco y los agresores. La ciudad de Gernika, poblado de 5.000 habitantes del País Vasco, atacada y devastada por la aviación de los alemanes en 1937, entonces aliados de Franco durante la guerra civil española (1936-1939), junto con las tropas voluntarias del Ejército italiano y la “guardia mora”, reclutada en Marruecos, que se había trasladado con Franco en 1936. Evidentemente, el presidente de Ucrania no sabía en qué jardín se había metido.
Los primeros que protestaron fueron los de Vox, dirigidos por Santiago Abascal. Según ellos, era un mejor ejemplo mencionar a los detenidos en la cárcel de Paracuellos del Jarama, cuando, en noviembre de 1936, a los cuatro meses de iniciada la guerra civil, varios miles de hombres fueron fusilados por los comunistas y socialistas en el poder.
A Santiago Carrillo y a Segundo Serrano Poncela, fino ensayista, les achacan la responsabilidad de lo ocurrido en esas semanas. Carrillo se defendía diciendo que jamás mandó fusilar a nadie.
El Guernica
Para desgracia de Zelenski, la imagen que queda de esa guerra civil fue pintada por Picasso, y se llama, precisamente, Guernica, el más famoso cuadro del pintor más famoso del siglo XX.
Se suponía que ocupara un lugar destacado en el pabellón español (fue pintado por encargo). Es un cuadro cubista en blanco, negro y tonos grises, que revela la actitud de su autor contra todas las guerras.
Su tamaño es heroico: 3,5 metros de alto por 7,8 de largo. Dijo Pablo Picasso: “No, la pintura no está hecha para decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo”.
Maldad extrema
El presidente de Ucrania es la mejor cara de sus compatriotas. Todo un asset. Especialmente, si se le compara con su mayor rival, el todopoderoso señor Vladímir Putin, persona esencialmente desagradable, un bully, un matón, incluso repugnante, si tomamos en cuenta las últimas noticias del comportamiento del ejército ruso.
Una joven madre fue violada. Le apuntaban a la cabeza con una pistola. El mensaje era muy claro: tú eres una “cosa”. Una basura. Hoy te utilizamos para depositar nuestro semen. Mañana podemos matarte. La muchacha no hace más que llorar.
Durante la Segunda Guerra Mundial, más de dos millones de alemanas fueron violadas por el ejército de la URSS. Están documentados los casos de personas de entre 6 y 75 años. Una niña murió a causa de enfermedades de transmisión sexual.
Afortunadamente, un gran historiador británico, Antony Beevor, publicó en el 2005 Berlín, la caída: 1945. Los soldados se sintieron alentados por los poemas de Yevtushenko y por la impunidad total. “Mata, soldado, mata, y demuéstrales a las altivas mujeres alemanas dónde está el poder”. No en balde los alemanes preferían entregarse a los ingleses y a los norteamericanos.
@CarlosAMontaner
Carlos Alberto Montaner es periodista y escritor. Su último libro es “Sin ir más lejos (Memorias)”.
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Pablo Picasso decía que su gran obra no fue hecha para decorar las habitaciones. La describió como "un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo”. (Manu Fernandez/AP)