Columnistas

La historia como advertencia

El desafío consiste en construir un modelo que combine proyección global con arraigo local, demostrando que en tiempos de nacionalismos económicos, existe un camino alternativo: el de una globalización inteligente

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En las primeras páginas de Las consecuencias económicas de la paz, escrito en 1919, John Maynard Keynes, el economista más influyente del siglo XX, dibuja un retrato nostálgico de Europa antes de 1914. Describe a un habitante de Londres que, sentado en su cama, podía ordenar por teléfono productos de cualquier rincón del mundo para que fueran entregados a su puerta, invertir su fortuna en recursos naturales y empresas de cualquier continente, y considerar este orden de cosas normal, permanente e inalterable. Para aquel londinense privilegiado, las guerras y conflictos parecían fantasmas del pasado, impensables entre naciones civilizadas tan estrechamente entrelazadas por el comercio y las finanzas.








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