El ministro de Hacienda, Elian Villegas, acusa al Banco Popular de tratar de llevar las tasas de interés de la deuda pública a niveles “especulativos”. Le reprocha al banco y sus subsidiarias pretender obtener elevadas ganancias a costas del fisco, en lugar de cumplir una labor “social”.
El ministro supone que toda institución pública (o semipública, como el Banco Popular) debería estar al servicio exclusivo de Hacienda. Sin embargo, al ministro se le olvida que no todo el mundo gira alrededor de su ministerio. Cada institución cumple, o debe cumplir, la función social para la que fue creada.
En el caso del Banco Popular, como institución financiera, su función social consiste en cuidar el dinero de los ahorrantes, lo que incluye futuros pensionados, para brindar mejores oportunidades crediticias a los deudores. Eso significa que debe procurar el mejor rendimiento posible para los ahorrantes, a la vez que busca dar a los deudores la tasa de interés más baja posible sobre los préstamos.
Si por ayudar al fisco el Banco Popular sacrificara el rendimiento de sus inversiones, estaría dejando de cumplir su propia labor social. Se estaría prestando al juego de Hacienda, y les cobraría a sus ahorrantes y clientes deudores un impuesto solapado.
Ahora bien, si el ministro de Hacienda piensa que el Banco Popular no cumple ninguna función social, tal vez sea el momento de discutir la conveniencia de mantener el impuesto que se recauda para capitalizarlo.
Por otro lado, al ministro se le olvida que las condiciones financieras han cambiado en los últimos meses. Los temores de una aceleración de las presiones inflacionarias a escala mundial han puesto en alerta a los bancos centrales, que ya adelantaron que empezaran a subir las tasas de interés. El conflicto bélico en Ucrania causa aún más incertidumbre.
Además, a escala local, las instituciones financieras están enfrentando una mayor demanda de crédito en razón de que la economía está creciendo más, conforme las restricciones relacionadas con la pandemia han menguado.
En el mercado financiero, ya no se observa un exceso de liquidez tan grande como el año pasado. Eso significa que al fisco le toca competir más fuerte con los deudores privados por los escasos recursos de los ahorrantes, y, por ello, tendrá que acostumbrarse a pagar un poco más.
El autor es economista.