La Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel) publicó recientemente su informe anual de estadísticas del sector, con datos clave a 15 años de la apertura del mercado y del inicio de la recolección sistemática de información.
Los resultados muestran una transformación profunda, especialmente en el servicio de telefonía móvil. Primero, el cambio en la modalidad de suscripción: en 2013, menos del 20% de las líneas eran pospago; hoy, esta modalidad representa el 50% del total y genera el 86% del tráfico de Internet móvil. Esto sugiere una base de usuarios más estable y con mayor demanda de conectividad.
Segundo, el impacto de la portabilidad numérica. Esta herramienta ha empoderado a los usuarios, permitiéndoles cambiar de operador sin perder su número. Entre 2013 y 2024, más de un millón de usuarios migraron desde el operador estatal Kölbi hacia Claro (472.000) y Liberty (575.000), lo que refleja el dinamismo competitivo del sector al permitir a los usuarios contar con la opción de trasladarse con el mismo número telefónico al operador que mejor satisfaga sus gustos y necesidades; esto refuerza la dinámica competitiva existente en el servicio.
Tercero, los cambios en la cuota de mercado. Mientras Kölbi pasó de tener más del 80% en 2013 al 37% en 2024, Liberty (antes Telefónica) se consolidó como líder con el 41%, y Claro alcanzó el 23%. La competencia ha redistribuido el mercado y obligado a mejorar los servicios.
En calidad de red, los datos también marcan diferencias. En 2024, los usuarios de Claro y Liberty se mantuvieron conectados a redes 4G el 90% y 87% del tiempo, respectivamente, mientras que Kölbi se quedó en un 70%. La precisión de cobertura –otro indicador de calidad– muestra que, en redes 4G, Liberty fue el único operador en superar el umbral reglamentario, con una coincidencia del 92% entre lo prometido y lo entregado.
Estos resultados no solo son un balance técnico, sino un reflejo del poder de la competencia efectiva. Gracias a esta, los usuarios han ganado mejores precios, más opciones, mayor calidad y redes más robustas. El desafío ahora es diseñar los incentivos a los actores del mercado para garantizar que estas mejoras lleguen a todos los rincones del país y que el impulso de la futura red 5G no deje a nadie atrás.
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Andrés Fernández Arauz es economista.