Empero, la actual administración del MEP optó por priorizar la cantidad sobre la calidad. En los últimos días, el Poder Ejecutivo ha señalado que cerca del 100% de las escuelas y colegios ya disponen de Internet, una noticia positiva que, sin embargo, oculta una realidad.
De acuerdo con el Décimo Informe del Estado de la Educación, casi la totalidad de los centros educativos disponen de conectividad, pero según los propios datos remitidos por el MEP con corte a setiembre del 2024, solo el 34% disponía de los anchos de banda mínimos requeridos por cada uno, dado el número de usuarios a los que debe dar soporte (estudiantes y docentes); es decir, dos de cada tres de las escuelas y colegios aún no disponen de la conectividad adecuada a sus necesidades, y casi mil aún reciben menos de 15 Mbps.
Además, la introducción de la tecnología satelital ha ido más allá de la propuesta de llevar Internet donde otras tecnologías no llegarían, y su uso se ha extendido para mejorar los porcentajes de cobertura. Los datos aportados por el MEP revelaron que 1.022 centros educativos fueron conectados, desde el año 2023, mediante enlaces satelitales, pero ofrecen una velocidad fija (y a la vez máxima) de 25 Mbps.
A pesar de lo anterior, el MEP decidió instalar esta tecnología en 741 centros educativos que requerían más de 40 Mbps, lo que, claramente, no podía ser alcanzado mediante satélites. Por ejemplo, el Cindea de Puntarenas tenía una conexión de tan solo 10 Mbps en 2021, y requería avanzar hacia una conexión de 300 Mbps. Pero, según los datos del MEP al 2024, a este centro educativo se le añadieron los 25 Mbps de Internet satelital, lo que no cumple con la capacidad requerida por la institución.
El país ha avanzado en llevar Internet a casi todas las escuelas, pero seguimos confundiendo cobertura con calidad. Mientras tanto, miles de estudiantes continúan aprendiendo con una conectividad insuficiente para enfrentar la era digital.
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Andrés Fernández Arauz es economista.