El psicólogo Frantz Fanon sostuvo que la sociedad estaba dividida por una línea imaginaria: por encima de esta, se ubicaba la zona del ser, habitada por la población blanca. Por debajo, estaba la zona del no-ser, donde se situaban todos los grupos racializados.
La división de Fanon no se reducía a blancos y negros; sino más bien a blancos, o personas leídas por la sociedad de esa manera, y el resto de seres humanos que habitamos el orbe.
En la zona del ser, las personas blancas pueden ser objeto de discriminación por motivos de género, orientación sexual o religión, pero no por motivos raciales, ya que su humanidad está reconocida por su color de piel.
En la zona del no-ser, en cambio, la persona puede sufrir muchos tipos de discriminación y opresiones, incluida la racial, debido a que su humanidad le es negada.
Los itinerarios vitales se configuran y reconfiguran en función de la línea imaginaria. Hay personas que acceden a derechos, recursos y beneficios de forma fácil y en menos tiempo. Los no-seres, en cambio, tienen el camino más complicado.
Aunque casi siempre se debe al color de piel, en ciertos casos, es el saldo en la cuenta corriente el que ampara la línea.
La teoría de Fanon alimentó muchos movimientos revolucionarios durante el siglo pasado, por lo que no estuvo exenta de críticas y desvalorizaciones por parte de la narrativa blanca dominante. Sin embargo, sus planteamientos continúan siendo muy útiles en el campo de la psicología social, para explicar el racismo y la desigualdad como construcciones sociales, culturales e históricas.
Historias transformadoras
Recordé a este autor leyendo el último número de la revista Time, dedicado a los premios TIMEC02.
Es la primera vez que esta conocida publicación otorga un reconocimiento en favor de la Tierra, a personas que desarrollan proyectos en comunidades con perfil racializado y de bajos ingresos, quienes durante años han padecido los efectos nocivos de energías altamente contaminantes.
Con este reconocimiento, Time rescata el poder de las historias personales, simples y fáciles de recordar, como forma de acelerar el cambio transformacional necesario para atender la emergencia climática.
El primer premio se otorgó al actor Mark Ruffalo y a Gloria Walton, cofundadores del proyecto Soluciones (Solutions Project), basado en la idea de que las energías renovables son una herramienta importante para alcanzar la equidad racial en Estados Unidos.
Ruffalo y Walton han trabajado durante más de una década con comunidades latinas, negras y nativas americanas en iniciativas de transición energética. Ambos consideran que sus historias tienen el poder de reconfigurar el discurso blanco oficial, que las retrata como víctimas anónimas del racismo, y no como personas visionarias.
Lisa P. Jackson, afroamericana y actual directora de iniciativas ambientales y sociales de Apple, también fue galardonada. Desde que asumió el puesto, en el 2013, Jackson ha obligado a importantes proveedores de la compañía a utilizar energías renovables. También impulsa, desde su despacho, el diseño de componentes reciclados para dispositivos como el MacBook Air, que reduciría en un 30% las emisiones de CO² involucradas.
Bajo el mando de Jackson, Apple adoptó la Iniciativa por la Justicia y la Equidad Racial, que tiene varios objetivos, entre ellos, construir un complejo educativo y de innovación para las universidades históricamente negras de Estados Unidos, así como una academia para desarrolladores y emprendedores tecnológicos afroamericanos, latinos y de otras comunidades.
El tercer reconocimiento fue otorgado a Vanessa Nakate, activista climática nacida en Kampala, Uganda, y usual colaboradora de Naciones Unidas en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En el 2018, Nakate fundó el Rise Up Movement (Movimiento Levántate) para crear consciencia sobre el cambio sistémico que se necesita para atender la crisis climática. Las acciones incluyen campañas para mejorar los servicios de transporte público, así como recaudación de fondos para instalar paneles solares u otras fuentes energéticas renovables, en comunidades de bajos ingresos.
Para Nakate, cualquier acción o proyecto encaminado a proteger el planeta debe comportar una mejora real en la vida de la gente común. Es una idea sencilla que se le escapa a la gran mayoría de políticos y políticas.
António Guterres, secretario general de Organización de Naciones Unidas (ONU), también resultó premiado. Guterres es, posiblemente, el político de alto nivel más vocal contra la industria de los combustibles fósiles y los poderes que les financian. Las llama destructores del clima.
El año pasado, creó el Grupo de Expertos de Alto Nivel para combatir el greenwashing o lavado verde, con el objetivo de fijar estándares claros para medir y analizar los compromisos de emisiones netas cero de países, empresas, instituciones financieras y otros actores. Su intención es desmontar el blablablá corporativo y financiero.
En esta edición, Times publica íntegra la carta que Guterres le escribió a su hipotética tataranieta en el 2100. En las primeras líneas, le expresa lo siguiente: “Estoy obsesionado con una pregunta: ¿Abrirás esta carta con un espíritu de felicidad y gratitud o con desilusión e ira hacia mi generación?”
La línea imaginaria sigue vigente
Pese a que la línea imaginaria sigue más vigente que nunca, Fanon estaría complacido de ver a no-seres recibiendo galardones de Times.
Pero se quedaría atónito, tanto como usted o como yo, sabiendo que la próxima Cumbre del Clima o COP28, tendrá lugar en Emiratos Árabes Unidos.
Además, estará presidida por el sultán Al Jaber, ministro de Industria emiratí y director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo (Adnoc, por sus siglas en inglés). Para algunos, esta situación equivale a poner ‘el zorro a cuidar las gallinas’.
Las personas estudiosas de Fanon coinciden en que la línea se mantiene gracias al privilegio. Para que existan poblaciones privilegiadas; sin embargo, debe haber una contraparte inferiorizada o, al menos, que se perciba así, que las legitime. Mientras esto suceda, el zorro entrará al gallinero cuando le plazca.
La autora cuenta con 15 años de experiencia internacional en las Naciones Unidas y la Unión Europea. Oriunda de la zona de los Santos, trabaja como consultora internacional en sostenibilidad aplicada a la industria agroalimentaria. Lectora asidua y fiel seguidora del músico canadiense Neil Young. Siga a Manuela en Facebook y Linkedln.