“Estaba cantado”, dirían los chiquillos de mi generación. El fabricismo finalmente confirmó lo que era un secreto a voces, al anunciar que, esta semana que empieza, votará contra el desafuero del presidente Rodrigo Chaves.
La decisión no es ninguna sorpresa, si se toma en cuenta que la bancada del Partido Nueva República (PNR), encabezada por el candidato Fabricio Alvarado, ya había hecho lo mismo en un proceso anterior realizado en setiembre.
En esas dos ocasiones, los seis diputados del PNR tuvieron en sus manos la posibilidad de inclinar la balanza hacia el “sí” o hacia el “no”, y optaron por blindar el fuero de inmunidad que cobija al mandatario.
Los argumentos dados al público en ambos casos no solo evidencian un flojo análisis técnico sobre el fundamento de las solicitudes de desafuero, sino que también abren un amplio boquete para pensar en segundas intenciones.
En el episodio más reciente, el mismo fabricismo se encargó de confirmar la injerencia del cálculo electoral en su decisión, cuando su aspirante manifestó que votar a favor del desafuero significaría convertir a Chaves “en un mártir”.
“Eso lo aprovechará para seguir llevando agua a sus molinos y hacer que su candidata (Laura Fernández) gane las elecciones, algo que aún podemos evitar”, alegó.
Con su confesión, Alvarado admite en forma tácita que a su partido no le importa si el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) tiene o no fundamento para investigar al presidente por supuesta beligerancia política.
Tampoco le importa llegar a la verdad de los hechos ni que se haga justicia. No, Alvarado nos está diciendo que lo único trascendental es evitar que el presidente le haga más propaganda a Fernández; como si no lo estuviera haciendo ya.
Si eso fuese así, estaría claro que la decisión del fabricismo se sustenta en las razones equivocadas. Pero, un momento, aquí podría haber algo más que no estamos viendo.
El hecho de que un candidato que marcha bastante rezagado en las encuestas tenga la oportunidad de evitarle un inconveniente al mandatario en plena campaña, podría ser una buena oportunidad para obtener dividendos políticos.
La reciente inclusión de proyectos de Nueva República en la agenda legislativa ofrece una probadita de los beneficios que podría deparar este tipo de cálculos en lo inmediato y de cara a un eventual segundo gobierno chavista.
Cualquiera que sea el escenario, las oscuras señales enviadas por el fabricismo a sus bases, aquellas con las que el oficialismo coquetea en sus propias barbas, podrían golpear su credibilidad. Los comicios serán una primera medición.

