La responsabilidad por las zonas de guerra en que hemos convertido nuestras calles y caminos, ¿recae en el Estado o en los conductores? Muchos culpan al Estado, pues son pocos los policías patrullando las carreteras, lo que crea un vacío de autoridad que facilita el caos. La verdad es que ni están ni se les espera y, en consecuencia, la gente hace lo que le da la gana.
Pero si la culpa le cae enteritica al Estado, ¿qué responsabilidad tienen las personas conductoras en las casi 900 muertes por accidentes de tránsito, tantas como los homicidios por violencia delictiva? ¿Acaso es el Estado el que comete los innumerables actos diarios de violencia y matonismo? ¿No son las personas las responsables de sus actos prepotentes y temerarios?
La manera de responder estas interrogantes es clave para diseñar las soluciones. Si la culpa la tiene solo el Estado, habría que poner un policía en cada esquina e instalar un sistema masivo de vigilancia y castigo. Si el problema es la cultura vial de las personas, otras son las medidas: endurecer el acceso a permisos de conducir y a la compra de los vehículos privados. Y, si creemos que hay una mezcla de factores, habrá que combinar acciones en varias direcciones.
Mientras dilucidamos si va primero el huevo o la gallina, ¿por dónde empezar? No soy experto en el tema y me encantaría que prendiese una conversación social con ideas prácticas que un próximo gobierno se diera a la tarea de implementar. Digo un próximo porque la ocupación del actual es la meta de obtener 40 diputados en el Congreso para que el país ascienda, al tercer día, al cielo. ¡Qué van a ser las muertes en carretera comparadas con la misión de salvar un país!
Vuelvo a lo que venía. Aquí van algunas ideas que podrían aplicarse ya. No requieren grandes inversiones, pero sí el uso inteligente de datos en tiempo real y redes sociales. Primero: con base en la información de la plataforma Waze, ubicar policías en los puntos calientes con la misión expresa de sonarse a los vivazos. Mantener la intervención por semanas, pero en días al azar, para que no lo adivinen. Segundo: usar Waze para ubicar obras de acupuntura urbana que faciliten la fluidez del tránsito o pongan obstáculos a las malas conductas. Tercero: campaña nacional en redes sociales co-creada por generadores de contenido e influencers denunciando las burradas de cada día. ¿Qué les parece?
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Jorge Vargas Cullell es sociólogo.