A partir de la Segunda República se crearon instituciones para apoyar el desarrollo nacional y mejorar las condiciones de vida de la gente. Podemos destacar los bancos públicos, al darse la nacionalización bancaria, y el ICE, el ITCO, el INA y el CNP.
Cada una ha tenido una evolución diferente debido al cambio de los tiempos y del país. Por ejemplo, los bancos del Estado ya no son fundamentales para el desarrollo agrícola. El banano es el mayor producto agrícola, pero el Banco Nacional no tiene créditos bananeros.
El ICE dejó el monopolio de las telecomunicaciones y perdió el primer puesto en el mercado, lo dice una usuaria de Kölbi, que recibe un buen servicio; no obstante, en electricidad se recomiendan cambios profundos en la estructura operativa, entre estos, en el Cence.
El INA fue creado para enfrentar los retos del Mercado Común Centroamericano y la sustitución de importaciones desempeña un papel fundamental hacia el futuro, que requerirá una fuerza laboral calificada, y el Inder (ITCO) deberá, con financiamiento y asistencia técnica, ser una entidad que proteja la existencia de pequeños y medianos productores, propietarios de sus tierras.
Sin embargo, en la acera de enfrente se encuentra el CNP, entidad que estabilizaba precios vendiendo productos en sus estancos, realidad ya muy superada por la amplia existencia de abastecedores, minimercados, supermercados y cadenas de distribución.
Aquí el mejor regulador de precios es la competencia y los órganos reguladores de ella, de monopolios, oligopolios y concentración de oferentes. De igual forma, el CNP se encargaba de comprar a productores para evitar que fueran presa fácil de intermediarios inescrupulosos, pero ahora se abastece de intermediarios y no de productores.
Visto de esta manera, el CNP ya no estabiliza precios, tampoco elimina intermediarios y, frente a una amplia gama de competidores, tampoco resulta ser el proveedor más barato. Con ello, salta a la luz una pregunta elemental: ¿Para qué su existencia?
Debemos pensar en los consumidores, por cierto, con limitaciones presupuestarias, en escuelas, cárceles, hospitales. Busquemos canales de abastecimiento con mejor precio y calidad, y si el CNP ya ni lo hace, ni controla sus inventarios, es hora de discutir su continuidad.
La autora es politóloga.