Me causa una contradictoria mezcla de sorpresa, abatimiento e hilaridad El señor Bowling compra el periódico, la novela del autor británico Donald Henderson.
Por si de algo sirve, se lee en un día, cosa valiosa cuando el tiempo acucia; pero como la lectura de la novela policial obedece a una dinámica apremiante, conviene releerla en los días sucesivos, para recapacitar en los entresijos de la trama: podrían parecer frívolos, y no lo son.
Como se ha comentado en ocasión de la edición española que apareció hace pocas semanas, el libro vio la luz por vez primera en 1943, en plena Segunda Guerra, que es también el tiempo histórico en que se desarrollan los acontecimientos que refiere. Por consiguiente, la novela está atada al clima bélico que tenía al mundo cogido por el cuello; la irracionalidad de los hechos que narra es tan inverosímil como lo es hoy para algunos de nosotros la propia guerra, explicada a la distancia de los textos históricos que se ocupan de ella y de las imágenes en blanco y negro que se conservan.
En resumen, el señor Bowling es un personaje irrelevante que en su círculo privado mata, mata y vuelve a matar, auxiliado y arropado por la carnicería y la destrucción generalizada, que es la tarea visionaria en que están empeñadas por interpósita mano, entonces como ahora, las mentes lúcidas que gobiernan el mundo.
¿Qué era el dolor que su obra criminal causaba, se pregunta el señor Bowling apenas emprendida, y qué era el dolor tan breve que tendría que sufrir él mismo si alguna vez le tocaba subir al patíbulo por acometerla, “comparado con todo el sufrimiento de este mundo, los horrores de la paz y de la guerra, sobre todo, de la paz”?
Él es en cierto modo un hombre justo: no pretende escapar al castigo; aspira a recibirlo. Pero a diferencia de lo que habitualmente sucede en la novela policial, donde la verdad se abre camino pese a la voluntad del homicida, para imponerse al final, en esta la verdad de los hechos se invierte y contra el deseo del señor Bowling, en vez de inculparlo, lo exculpa.
Me parece que todo se debe a que la lógica de la novela es la de la guerra, como lo vemos hoy mismo, cuando lo más verdadero se calla.
Carlos Arguedas Ramírez fue asesor de la Presidencia (1986-1990), magistrado de la Sala Constitucional (1992-2004), diputado (2014-2018) y presidente de la Comisión de Asuntos de Constitucionalidad de la Asamblea Legislativa (2015-2018). Es consultor de organismos internacionales y socio del bufete DPI Legal.