Tantos años de absoluta negligencia frente a la extracción ilegal de oro en Crucitas ocasiona una doble tragedia en varios poblados de San Carlos.
Además del daño ambiental y la inseguridad que la actividad ha generado durante décadas, ahora se le debe sumar el envenenamiento de los pobladores.
Cerca de 2.500 personas resultaron afectadas por la contaminación con mercurio de las fuentes de agua que abastecen a varias localidades.
De hecho, muestreos en diversos puntos, realizados por el Ministerio de Salud, encontraron niveles de esa sustancia muy por encima del valor máximo admisible.
¿Cómo ocurrió? Resulta que este elemento químico metálico es usado por los coligalleros para extraer el oro. En el proceso, carente de supervisión, el mercurio se filtra en el suelo y contamina aguas subterráneas y ríos.
Uno de los sitios afectados es la Escuela de Crucitas, donde estudiantes y docentes habrían consumido hasta 53 veces el máximo admisible del metal pesado.
Lo anterior representa un enorme riesgo porque la intoxicación suele causar daños en los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo, los pulmones y los riñones, con consecuencias a veces fatales.
Estamos, en definitiva, frente a un problema que puede convertirse en una desgracia de grandes proporciones si no se toman medidas inmediatas y contundentes.
La prioridad en este momento debe ser brindar todo el apoyo posible a los pobladores. Agua potable y un buen seguimiento médico son asuntos de primerísima necesidad.
Otro aspecto lamentable es que la llegada de esa ayuda representa un enorme desafío logístico, debido al pésimo estado de los caminos y a que no hay un acueducto cerca.
El Concejo de San Carlos aprobó una moción para solicitar la declaratoria de estado de emergencia. El gobierno todavía no se pronuncia, pero debería hacerlo, y pronto porque personas corren peligro.
La declaratoria no solo permitiría movilizar dinero y personal para las labores iniciales de asistencia, sino también planificar las urgentes mejoras en infraestructura que requiere la zona.
Las autoridades también deben decidirse a acabar, de una vez por todas, con la extracción ilegal de oro en Crucitas. Pero esto también exige visión y capacidad para crear oportunidades de desarrollo.