En mis ratos de ocio, y principalmente para apagar el estruendo noticioso del momento, disfruto de masajear los guarismos electorales que, para mí, reflejan el sentir costarricense cada cuatro años. Aquí les comparto mis últimas (erróneas probablemente) conclusiones sobre la primera ronda electoral.
Según mis primitivos cálculos, el porcentaje de votos recibidos por cada partido en cada distrito electoral en el 2018 respecto a los obtenidos el pasado 6 de febrero varió considerablemente entre agrupaciones políticas y entre sí mismas.
A la similitud (o falta de) de las variaciones en el porcentaje de votos recibidos del Partido A en todos los distritos electorales en el 2018 con respecto a los mismos datos del Partido B, se le llama “correlación”.
En términos simplistas, digamos que la correlación indica cuán “similar” fue el comportamiento de los votantes del Partido A en el 2018 en relación con el comportamiento de quienes votaron por el Partido B en el 2022.
A una correlación del 100% (1) se le conoce como “perfecta” y a una de -100% (-1) como correlación negativa perfecta. Cuando la correlación es cero (0), decimos que no existe correlación alguna entre las dos variables.
Qué pasó
La correlación entre dos variables no implica causalidad; aunque dos variables se muevan de manera semejante (conjuntamente), no necesariamente el movimiento de una causa las variaciones en la otra. Tras este descargo, comparto algunos guarismos poco intuitivos que podrían ayudar a explicar qué pasó en la primera ronda.
En la tabla, muestro las correlaciones entre los porcentajes recibidos por cada partido, por ejemplo, se puede observar que el porcentaje de votos recibidos por el PLN en cada distrito fue “similar” en un 59% a los recibidos por este partido en el 2022.
El análisis del porcentaje de votos recibidos por el PLN en cada uno de los 2.069 distritos electorales en las primeras rondas del 2018 y el 2022 “se asemejan” en un 59%. A mí me pareció relativamente “baja” esta correlación entre los votantes de una misma agrupación después de solo cuatro años.
Sin embargo, vemos que, con respecto a sí mismos, al PUSC le fue peor (un 39%) y al Frente Amplio ni se diga (un 13%). Sin embargo, a Renovación Nacional (RN), pese a haberse dividido y cambiado de nombre por Nueva República (NR, abreviación invertida) consiguió una contundente (casi significativa) correlación (“lealtad partidaria”, jalándole el pelo) de un 79%: la palabra desde el púlpito aparentemente se escucha.
Hasta ahora entendí por qué “Zapote bien vale una sacristía”, o por lo menos un cubículo que sirva de vicariato.
Resultado inesperado
Los porcentajes de votos recibidos en un distrito electoral por un partido en el 2018 en lo que respecta a los recibidos por otro partido en el 2022 no exhiben mayor correlación, excepto los del PAC.
El comportamiento de los votos por el PAC en el 2018 se asemeja bastante al de otros dos partidos en el 2022. La mayor correlación entre los votos del PAC (en porcentaje distrital) en el 2018 se da con los votos recibidos por el PLP (Eli Feinzaig), un 60%, y en una cifra muy parecida con el Frente Amplio (Villalta): el 57%.
Esta última no me sorprendió, pero la correlación del PAC con Eli no la esperaba. Esta correlación apunta, en términos muy simplistas, a que en el 60% de los distritos electorales el porcentaje de votos recibidos por el PAC en el 2018 “se asemeja” a los recibidos por Eli en el 2022 y, en un 57% a los recibidos por distrito por el FA ese mismo año.
En mucho menor grado, vemos una correlación con la mitad de fuerza, un 29%, del PAC en el 2018 con respecto al PPSD (Chaves) en el 2022 en los mismos distritos electorales.
No vale la pena ni tratar de calcular las correlaciones en relación con las segundas vueltas; a veces renuncia un candidato, o a veces una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos polariza al electorado y se define la elección.
A pocas horas de la siguiente elección, no tenemos idea de si por excesivos servicios filológicos en telecomunicaciones, o señalados acosos sexuales, o divulgadas estructuras paralelas de financiamiento, se definirán las correlaciones entre los votos de la primera ronda con los de la segunda.
El autor es productor lechero aficionado a los guarismos electorales.