El Programa Estado de la Nación, en su informe del 2021, afirma que Costa Rica afronta un apagón educativo causado, entre otras razones, por la huelga de educadores del 2018, la huelga intermitente de sindicatos y las protestas estudiantiles del 2019 y las suspensiones en el 2020 y el 2021 para el control de la covid-19.
Las causas del apagón, sin embargo, se remontan a muchos años atrás: emergencias antrópicas, órdenes sanitarias a centros educativos, ausencia de políticas claras de evaluación docente y de la población estudiantil, eliminación de las pruebas de bachillerato y el fracaso de las pruebas FARO, entre otras.
El Ministerio de Educación (MEP) presentó, en junio del 2022, la estrategia Ante el apagón educativo, encendamos juntos la luz. Se busca, en los próximos cuatro años, involucrar a actores sociales de toda índole para colocar a los centros educativos en el corazón de la sociedad.
La ministra, Anna Katharina Müller Castro, indicó que este esfuerzo conjunto tiene como fin contribuir a mejorar la calidad educativa. Además, este febrero, oficializó la Ruta de la Educación, que se centra en los componentes académico, tecnológico y de infraestructura.
¿Qué tiene que ver todo eso con inteligencia artificial (IA) y, específicamente, con el ChatGPT? Haré una breve referencia.
A muchos de nosotros la IA nos fue presentada, de forma más tangible, aunque siempre cargada de ciencia ficción, en el cine y la televisión. Desde Terminator (1984) y Matrix (1999) hasta las producciones de Marvel en la actualidad.
La IA se nos presenta como una tecnología que ofrece “servicios” de diversa índole. Evolucionó de ser una amenaza para la humanidad como instrumento de guerra y destrucción a convertirse en un asistente personal y herramienta de la sociedad moderna.
Esta evolución se manifiesta de forma real, en la ciencia y la tecnología, que facilita utillajes y sistemas que hacen uso de la IA de forma beneficiosa en una variedad de campos, como medicina, energía, construcción y transporte, para mejorar la calidad de vida y hacer el mundo “más seguro y sostenible”, aunque, tristemente, también para la industria bélica.
Esta tendencia se refleja, asimismo, en el desarrollo tecnológico en la vida real, al alcance de nuestras manos: teléfono celular, relojes inteligentes, tableta o computadora. La IA asume múltiples formas, por ejemplo, algoritmos predictivos y automatización, que se materializan en las redes sociales y en muchas otras cosas que nos simplifican la vida o, incluso, por qué no, nos dominan.
La gran pregunta es cómo canalizar, potenciar y usar inteligentemente lo que ya está ocurriendo en la industria de la IA para el beneficio de la población estudiantil o cómo pasar de la ciencia ficción —que ya no lo es tanto— a la realidad.
Tal vez ChatGPT nos dé una respuesta más que verosímil, práctica y oportuna. Diarios como The New York Times y The Washington Post, entre otros, aseguran que la IA lanzada por la compañía OpenAI transformará la forma de relacionarnos con la tecnología y pondrá a correr al sistema educativo mundial. Veamos un ejemplo sobre lo qué nos dice la herramienta al respecto.
Pregunta a ChatGPT: ¿Cómo ayuda ChatGPT a cerrar la brecha educativa de primaria y secundaria, y cómo puede ser una herramienta de aprendizaje para las futuras generaciones a causa del apagón educativo?
Respuesta de ChatGPT: Como modelo de lenguaje, ChatGPT puede ayudar a cerrar la brecha educativa de primaria y secundaria al proporcionar información y explicaciones detalladas sobre una amplia variedad de temas. Los estudiantes pueden hacer preguntas a ChatGPT y recibir respuestas precisas y bien informadas en cuestión de segundos. Esto puede ser especialmente útil para los estudiantes que no tienen acceso a recursos educativos de calidad o afrontan dificultades para comprender ciertos conceptos. Además, ChatGPT también puede ser una herramienta de aprendizaje para las futuras generaciones a causa del apagón educativo. Con la pandemia de covid-19, muchos estudiantes han tenido que aprender de manera remota y han perdido el contacto directo con los maestros y sus compañeros de clase. ChatGPT puede servir como una forma interactiva de aprendizaje y permitir a los estudiantes hacer preguntas y obtener respuestas de manera rápida y eficiente. Sin embargo, es importante destacar que ChatGPT no puede reemplazar completamente a los maestros y la educación tradicional. La interacción social y la tutoría personalizada son componentes cruciales del aprendizaje, y ChatGPT no puede replicar completamente estas experiencias. Aunque ChatGPT puede ayudar a cerrar la brecha educativa y ser una herramienta de aprendizaje valiosa, es importante complementarla con un enfoque equilibrado en la educación que incluya la participación activa de los maestros y la interacción social en el aula.
Entonces, al pasar de la ficción a la realidad, concluimos que, por más rutas, estrategias, políticas, planes, asistentes personales, chatbots, inteligencia artificial, entre muchas, si como personas, sociedad e instituciones no somos conscientes del contexto tecnológico, si no sabemos ajustarnos a las nuevas tendencias, si no logramos flexibilizar nuestros planes de estudios, si no logramos que niños, jóvenes, adultos, población adulta mayor, población con discapacidad y población originaria, es decir, la sociedad como un todo, sean parte íntegra de este salto tecnológico, nunca nos recuperaremos del apagón educativo.
Mientras sigamos pensando dentro de la caja y no veamos soluciones fuera de ella, seguiremos apagados, pues estaremos derrochando la oportunidad de echar mano a soluciones que, en cuestión de segundos, ayudan a aprender más y mejor, a fortalecernos, a ampliar nuestro conocimiento, a verificar hechos y, desde ahí, construir nuevos conocimientos. En fin, una sociedad más inclusiva y justa, con nuevos empleos de mayor calidad y, consecuentemente, mejor calidad de vida.
“Si la tecnología es un poder que está fuera de control, entonces, al menos, uno de los contrapoderes es el de la educación. La educación, más que nunca, necesita asumir la responsabilidad de estar a la altura de la tecnología”, dijo Neil Postman, escritor y crítico cultural estadounidense.
Agustín Gómez Meléndez es estadístico e investigador de fenómenos sociales vinculados con el desarrollo.
Juan José Romero Zúñiga es epidemiólogo e investigador en materia de epidemiología, salud pública y medicina veterinaria.
