Observe cómo el secretismo impuesto por quienes gobiernan y se apropian del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) va en favor de sus ocurrencias y en contra del interés nacional. No hay que ir muy lejos.
El 30 de abril del 2018 el Consejo Directivo, como pomposamente se le denominó a la junta directiva puesta a dedo por los gobiernos de turno, le estampó el sello de “confidencial” a la reorganización de la Dirección Corporativa de Telecomunicaciones (DCT). No se supo cuántos millones costó el cambio, pero sí los resultados gracias a la auditora interna Ana Sofía Machuca Flores.
En un “informe de advertencia” —palabras que lo dicen todo—, emitido el 28 de febrero del 2019, ella alertó de que la reorganización no evidenciaba “beneficios cuantitativos para la institución” en momentos de fiera competencia con los operadores privados.
Incluso, frontalmente, señaló que tal estructura podría generar “pérdida de valor a la empresa”, “riesgos operativos” y otros calificativos que denotan un problema de palabras mayores.
Ese informe abre los ojos ciudadanos, pone en duda a quienes toman decisiones en el ICE y deja ver cuán perjudicial es la declaración de “confidencial” en el 2018 por “los siete magníficos” del Consejo Directivo.
Por lo anterior, la nueva decisión de los directores, de arrogarse la facultad de declarar secretos los informes venideros de la Auditoría Interna —en nombre de la competencia en telecomunicaciones—, parece ser la excusa ideal para silenciar a una auditora que, hasta ahora, ha sido implacable.
La Auditoría seguirá emitiendo informes, pero quedarán entre las cuatro paredes del ICE, lo que constituye un atentado contra la transparencia y la sostenibilidad de una institución pilar del desarrollo, porque, si así lo quieren los directores, todo quedará guardado en un cuarto oscuro del ICE, con la luz apagada.
Los diputados deben ser los primeros llamados a exigir transparencia al ICE, pero también los candidatos presidenciales, porque la auditora Machuca Flores no puede quedar sola, ni ser silenciada. Al ICE hay que blindarlo contra la competencia externa, pero también del lastre que significa la incompetencia interna.