Por mi experiencia empresarial, me consta que una de las decisiones más complejas en una organización es la escogencia e implementación de un nuevo sistema de software, más si es el que se utiliza para centralizar y gestionar todos los procesos y datos en una única plataforma (ERP), lo cual es un excelente mecanismo para la gobernanza corporativa pero de implementación muy cuidadosa.
Por eso, uno de los requisitos más importantes es justamente contar con las mejores prácticas de gobernanza organizativa y un liderazgo claro, disciplinado y fuerte, por lo que la labor demanda.
Lamentablemente, esta no parece ser la realidad de la CCSS, que, en tres años, ha tenido tres presidentes ejecutivos y una cuarta interina; una Junta Directiva con más de 20 cambios, producto de una suspensión masiva en el 2022; restituciones ordenadas por la Sala IV; renuncias, más destituciones, y el reciente cambio, el de la Uccaep, a última hora y sin justificación, lo que ha obligado a una junta tan importante a operar con funcionarios de hecho. Si la Caja fuera un ente regulado por alguna superintendencia, habría caído en estado de irregularidad.
Ante esta inestabilidad, es de esperar que la implementación sea complicada, con los consecuentes atrasos de salarios, licencias, incapacidades y proveedores, y sobra decir que esto compromete la operación de la institución. Debo reconocer que se ha hecho un gran esfuerzo por enmendar las fallas, pero han pasado semanas y hasta meses. Pienso con tristeza en las familias que dependen de esos ingresos y en el impacto en los flujos de caja de proveedores y empresas.
Gracias a los jerarcas del Hospital México, que han denunciado faltantes o fallas de registro en medicamentos de manejo delicado –como fentanilo y morfina, entre otros–, sabemos de los problemas que el sistema está dando en el control de inventarios y en el despacho de estas drogas. Un asegurado, además, denunció que le aparecía en su EDUS la entrega de medicamentos que nunca recibió, ni necesitaba.
Con el narcotráfico convertido en cáncer nacional, debemos velar para que los problemas de gestión de la Caja, institución llamada a preservar la salud, no hagan que esta entidad sea usada como una proveedora de drogas letales como el fentanilo.
nmarin@alvarezymarin.com
Nuria Marín Raventós es politóloga.