
Me contaron una vez que, en el Oráculo de Delfos, cuando un guerrero que partía al combate le preguntaba a la pitonisa si regresaría con vida o no de la batalla, esta le respondía: “No morirás”, y así se hacía constar por escrito en los registros del templo. Si así ocurría, pues miel sobre hojuelas. Pero si el desgraciado caía y sus deudos regresaban después a reclamar, simplemente ponían a escondidas una coma después de “No” y de esa forma le “probaban” a los dolidos familiares que no había habido error alguno.
En el mundo de las finanzas modernas, todos quisieran tener también el poder de predecir el futuro de manera infalible; de contar con la proverbial bola de cristal.
¿Qué tiene que ver bitcóin (BTC) con todo esto, se preguntarán? Pues bien, resulta que, en estos momentos, los clarividentes, agoreros y sibilas del mundo de las inversiones se debaten y ofrecen sus predicciones acerca de si estamos presenciando una nueva iteración del llamado “ciclo cuatrienal” de bitcóin o si, por el contrario, se trata de un concepto que ha perdido vigencia y en el que ya no podemos apoyarnos para intentar escudriñar el comportamiento futuro de los precios de este activo.
El ciclo cuatrienal de BTC es una de las dinámicas más comentadas en el mundo de las criptomonedas. Desde su creación, en 2009, la red de bitcóin incorporó en su código un evento programado llamado halving, que ocurre aproximadamente cada cuatro años o cada 210.000 bloques minados. Este ajuste reduce a la mitad la recompensa que reciben los mineros por validar transacciones, lo que significa que cada nuevo bloque genera menos bitcoines. La consecuencia natural es una disminución en la emisión de nuevos bitcoines, lo cual introduce un efecto de escasez en la oferta.
A lo largo de esa corta historia, este evento ha estado estrechamente vinculado a un patrón repetitivo en el precio de BTC. Los analistas han identificado fases cíclicas que se desarrollan de manera relativamente ordenada:
1. Acumulación (pre-halving): el precio suele mantenerse bajo o estable; el interés público es limitado y predominan los inversores con visión de largo plazo.
2. Crecimiento y euforia (post-halving): la oferta se reduce, la demanda se mantiene o crece y esto genera un alza acelerada en el precio. Surgen nuevos máximos históricos, atraídos por el entusiasmo colectivo y la entrada de capital fresco.
3. Corrección o “invierno cripto”: tras alcanzar un pico, el precio sufre caídas bruscas, incluso del 70% al 80%, lo que provoca desánimo, miedo y reducción de la actividad.
4. Recuperación: gradualmente, el mercado se estabiliza, se restablece la confianza y comienza una nueva etapa de acumulación hacia el siguiente halving.
Este comportamiento casi rítmico ha dado lugar a la idea del ciclo mencionado, una especie de reloj interno de los mercados cripto.
El ciclo actual comenzó en abril de 2024, cuando la recompensa por bloque minado pasó de 6,25 a 3,125 BTC. Según los patrones anteriores, este nuevo ciclo debería traer un periodo de crecimiento sostenido durante este 2025, con un posible máximo que se daría entre mediados y finales de año.
Sin embargo, aquí es donde surge el debate: ¿actualmente sigue siendo válido el ciclo cuatrienal como explicación principal del comportamiento de bitcóin? Muchos analistas creen que la dinámica ha cambiado. Entre los argumentos más repetidos, destacan:
- Maduración del mercado. Bitcóin ya no es un activo marginal. Hoy participan fondos institucionales, bancos y gobiernos, lo que suaviza los movimientos extremos que antes dominaban.
- Influencia de factores macroeconómicos. Políticas de tasas de interés de la Reserva Federal de EE. UU., inflación global y ciclos económicos afectan cada vez más el precio del activo.
- ETFs y derivados. La existencia de instrumentos financieros regulados y sofisticados ofrece liquidez, cobertura de riesgos y nuevas fuentes de demanda que no dependen exclusivamente del halving.
- Impacto decreciente del halving. Cada reducción tiene un efecto porcentual menor sobre el suministro total de BTC. Lo que en los primeros años era un cambio drástico, hoy se diluye en un mercado con una capitalización mucho más grande.
- Nuevos indicadores relevantes. Muchos analistas prefieren observar métricas como la adopción global, los flujos institucionales, la liquidez o la correlación con los mercados tradicionales, en lugar de limitarse al calendario de cuatro años.
En otras palabras, mientras que el halving y el ciclo cuatrienal fueron motores fundamentales en la primera década de bitcóin, el escenario actual es mucho más complejo. El mercado ha madurado, se ha integrado en las finanzas globales y ahora responde a múltiples fuerzas simultáneamente.
Así, el debate sigue abierto. Por un lado, el ciclo de cuatro años continúa siendo una referencia clara y reconocible que ha explicado gran parte de la historia de bitcóin. Por otro, hay evidencias de que su influencia se está diluyendo frente a la creciente importancia de factores institucionales, macroeconómicos y regulatorios.
Quizás no estemos presenciando el fin absoluto del ciclo, pero sí una transformación en su papel: está pasando de ser el eje central para convertirse en un elemento más dentro de un ecosistema mucho más amplio y sofisticado.
Solo el tiempo nos dará la respuesta. Por eso, si me preguntan si esta vez se repetirá el ciclo y, con él, los movimientos característicos en el precio de BTC, o si, más bien, el patrón ha cambiado, responderé: “No será distinto”. Y si las cosas se llegaran a desenvolver de otro modo, cuando me reclamen alegaré que La Nación se equivocó en esta publicación e hizo falta una coma después de “No”.
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Christian Hess Araya es abogado e informático.
