Columnistas

América Latina deambula en su laberinto

Hoy, América Latina es un ‘ya fue’, no un ‘será’. Por supuesto que tiene futuro, todos tenemos uno, pero la región perdió su aura y aroma, su convicción de que lo mejor estaba por venir

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En el siglo XX, América Latina tuvo siempre un aura romántica y el aroma del continente de la eterna promesa. Su futuro iba a ser luminoso, en claro quiebre con su pasado cruel y oligárquico, la tierra de lo fantástico y lo desmesurado, hogar de una literatura que deslumbró el mundo: desde Rubén Darío pasando por Asturias, Mistral, Neruda, Borges, Carpentier, Paz, Rulfo, Sábato, García Márquez, Vargas Llosa, Onetti, por citar algunas cumbres. Y, por supuesto, éramos sede de los milagros del desarrollo a ser imitados, como el Brasil de los sesenta, el Chile de este siglo, o de las nuevas sociedades revolucionarias como Cuba. Hasta jugábamos el fútbol distinto, en contraste con el rígido molde europeo, gracias al desparpajo del jogo bonito carioca, el potrero argentino o la reciedumbre uruguaya.








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